Como juegos y artes, ajedrez y poesía estimulan la imaginación, iluminan la realidad y divierten. “Cada poema es único,” decía Octavio Paz . También lo es cada partida.

La intensidad, armonía y esplendor de ambos determinan su encanto y belleza. En la antigua Grecia, poiesis era una expresión lúdica. Según el historiador Joan Huizinga, “toda poesía antigua es, el mismo tiempo culto, diversión, proeza artística, prueba, enigma, encantamiento, profecía y competición”; o sea, juego.

Para el psicoanalista Donald Woods Winnicott , “Es en el juego y sólo en el juego que el niño o el adulto como individuos son capaces de ser creativos y de usar toda su personalidad, y sólo al ser creativo el individuo se descubre a sí mismo”.

Y desde el juego ciencia el gran maestro Boris Spassky concluyó : “El ajedrez, con toda su profundidad filosófica y su llamamiento estético, es antes que nada un juego en el mejor sentido de la palabra, un juego en el que se ponen de manifiesto la inteligencia, el carácter y la voluntad”.

rjavier.vargas.p@gmail.com


PARTIDA

Mediante enérgicas maniobras y amenazas, las blancas obtienen una pieza de ventaja y se imponen cómodamente.
Blancas:  Boris Spassky
Negras:  Vladas Mikenas
 Riga, 1959. Gambito Albin.
 1.d4 d5 2.c4 e5 3.dxe5 d4 4.e4 Cc6 5.f4 g5 6.f5 Cxe5 7.Cf3 Ab4+ 8.Cbd2 Cc6 9.Ad3 g4 10.0–0 gxf3 11.Cxf3 Ad6 12.e5 Cxe5 13.Te1 f6 14.c5 Ae7 15.Cxe5 fxe5 16.Txe5 Cf6 17.Ag5 0–0 18.Db3+ Rh8 19.Tae1 Axc5 20.Txc5 Dd6 21.Tce5 Cg4 22.Af4 (Diagrama. Las blancas buscan ventaja) Ad7 23.Ag3 Ac6,  24.T5e4, rinden negras porque pierden pieza. 

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