Como combate de ideas, el ajedrez requiere lógica y sentido común. En la vida real, el sentido común se conoce como el arte de resolver problemas mediante ideas evidentes y poco comunes. Y no sólo eso, sino también como algo más profundo, natural e instintivo. El filósofo escocés James Beattie (1735- 1803), por ejemplo, lo entendió como “poder del espíritu que percibe la verdad u ordena una creencia, no mediante argumentación progresiva, sino por un impulso instantáneo e instintivo, el cual no se deriva ni de la educación ni del hábito, sino de la naturaleza, y que obra independientemente de la voluntad tan pronto como se presenta su objeto”.
En ajedrez, esta aptitud es una forma de reaccionar con tino, sencillez y mesura ante los planes y ataques del rival, y de concebir las ideas necesarias para vencerlo conforme a lo sensato, lo lógico y lo veraz.