Cuando el pasado mes de junio se estableció el procedimiento de la 4T para seleccionar a su candidato presidencial, se dijo que ese mismo mecanismo —basado en que 1) pidieran licencia los aspirantes a sus cargos; 2) hicieran campañas por todo el país, y 3) la selección final del candidato o candidata fuera mediante varias encuestas publicadas— se repetiría para la selección de los candidatos a las ocho elecciones del año entrante de gubernaturas y por la jefatura de gobierno de la CDMX, nueve en total.

Pero ayer Mario Delgado adelantó en entrevistas el método que usarán para las gubernaturas, y resulta que Morena y el presidente Andrés Manuel López Obrador, que es su principal estratega electoral, han reculado y cambiado por completo cómo van a seleccionar a sus nueve candidatos a gubernaturas. Se dieron cuenta, pues, que el proceso de las corcholatas no fue óptimo.

En particular, no quieren seguir dividiendo al partido —como lo que pasó con Marcelo Ebrard— y no quieren que se muestren actos de derroche —como aconteció con Adán Augusto López—. Así que, de manera pragmática, aunque no lo van a reconocer, están dando un giro de 180 grados para la elección de su siguiente camada de gobernantes.

Los cambios y sus razones son los siguientes: 1) no será necesario pedir licencia al cargo público que ostenten para inscribirse en el proceso de las gubernaturas. La razón central es que varios legis- ladores federales están apuntados para buscar gubernaturas, pero cambiar ahora a éstos haría un “hueco” importante en las negociaciones para procesar leyes relevantes para el Presidente en año electoral: la Ley de Ingresos y el Presupuesto de Egresos para 2024. En este supuesto hay legisladores como el coordinador de Morena, diputado Ignacio Mier, quien busca Puebla, o Eduardo Ramírez, quien coordina el Senado y busca Chiapas. Sus ausencias y las de otros legisladores de peso harían un vacío importante y el Presidente no puede arriesgar sus dineros para el siguiente año, así que ya NO habrá necesidad de pedir licencias a los cargos públicos.

2) El siguiente cambio luego del despilfarro, críticas y divisiones en las campañas de algunas de las corcholatas, es que ya NO habrá necesidad de hacer campañas en cada entidad federativa. Y 3), el cambio más relevante es que la selección de sus nueve candidatos será por el método que utilizaron de 2019 a 2022: “encuesta” elaborada por Morena. Así que ya no habrá encuestas paralelas o espejos hechas por empresas particulares, sólo será la interna de Morena y no será público quién la hace, ni cómo se hace. Varios de los candidatos de Morena que no quedaron seleccionados para gubernaturas, anteriormente impugnaron este “método” ante el TEPJF, pero este fue validado y nunca se ha obligado a Morena a dar a conocer sus “encuestas”, que en realidad son procesos cupulares o dedazos.

Sencillamente, Morena está dejando el método de competencia que inauguró apenas y, en su lugar, está regresando a prácticas menos transparentes, pero que le permiten controlar mejor sus procesos internos y minimizar el riesgo de divisiones. Esto puede ser criticable, pero es una medida pragmática, si lo que buscan es tener un partido unido y competitivo rumbo a las varias elecciones de 2024.

Morena tiene aún que sortear cómo va a decidir la “cuota de género”. Tendría que dar al menos cuatro gubernaturas a candidatas mujeres, por lo que hay pláticas con el INE y el TEPJF. Es algo que tendrán que definir alrededor del 5 de noviembre, fecha en la que arranca formalmente la precampaña presidencial.

Morena está buscando pues a sus mejores cuadros para 2024, dado que vislumbra elecciones competidas. Esa es la magia de la democracia, y parece que, quien tiene el “bastón de mando” en Morena está tomando decisiones no de aplauso, pero sí acertadas.

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