Es sorprendente el número de notas negativas en prensa y las críticas que desde el gobierno se ventilan hacia las empresas de la familia Alemán, en particular Interjet. Esta las atribuye a una campaña negativa desde otras compañías de aviación y a funcionarios públicos con criterios erróneos. Dicen, incluso, que todo está medianamente bien, pero la realidad es que se encuentran en una severa crisis que ha revertido la buena percepción que de su apellido habían logrado mantener durante décadas.
El origen de la crisis en los negocios de los Alemán parece provenir de una serie de malos manejos en Interjet, previos al surgimiento del Covid-19. En particular, la compra de varios aviones de fabricación rusa, los Sukhoi. Fuentes de la industria señalan que esos aviones nunca debieron ser adquiridos, tanto por el tema de refacciones mecánicas, como por complicaciones para que se les permita volar en Estados Unidos. Pero, al parecer, la familia Alemán, sin meterse a ver los detalles, fue engañada por algunos de sus cercanos que se habrían llevado comisiones para realizar una compra de aviones que complicó las finanzas de Interjet. Lo que luego se aceleró por el Covid-19, al bajar el número de pasajeros en la aviación.
De igual forma, los Alemán cometieron el error de cambiar continuamente de asesores y optar por los vinculados a la familia, que no necesariamente son los adecuados. En esta línea, contrataron como asesor fiscal y jurídico a Ángel Junquera, al ser pareja de un familiar, y quien hoy es perseguido por la Fiscalía General de la República y la Unidad de Inteligencia Financiera por planear la evasión de impuestos en el Cruz Azul y por el uso de empresas fachada.
Ahora, los Alemán adeudan miles de millones de pesos a varios acreedores. Desde Interjet, le deben dinero al SAT por el pago de impuestos no hechos a lo largo de varios años, lo que incluso ha hecho que les intervengan la “caja”. También le deben a Aeropuertos y Servicios Auxiliares por el suministro del combustible y a sus pilotos, sobrecargos y personal de tierra, poniendo en riesgo 5 mil empleos.
Interjet también es de las empresas que más quejas tiene ante la Profeco, por lo que se ha emprendido una de las primeras acciones colectivas en la historia del país para defender a los consumidores. Además, tan sólo el fin de semana, la aerolínea canceló 45 vuelos y dejó a 3 mil 100 pasajeros varados. Por si no fuera poco, incluso le debe dinero al Club América por el patrocinio que tenía con este equipo y en radio, están peleados con sus socios en Sistema Radiópolis, los españoles de Grupo Prisa, al quererles cambiar condiciones que habían pactado.
Total que los Alemán enfrentan un daño reputacional no menor ante autoridades, banca, consumidores y empresariado. De hecho, acaban de arrancar su tradicional “Cumbre de Negocios”, ahora de manera virtual, y la novedad es que no tienen a un solo empresario de peso entre sus oradores.
El gobierno de la 4T, a pesar de los recados que los Alemán mandan continuamente en entrevistas, parece no estar dispuesto a gastar miles de millones de pesos en un rescate. La SCT tampoco quiere intervenir la aerolínea para evitar que ese problemón sea suyo. Así que, todo apunta a que en los negocios de los Alemán habrá nuevos socios y ellos serán marginados. Lo delicado está en dejar al país sin una línea área de bajo costo, a miles de personas sin trabajo y a cientos de pasajeros varados, ya sin mencionar el rencor de muchos acreedores. Triste desen- lace para una familia de abolengo que no supo migrar de ser una empresa familiar a un corporativo exitoso.