Si bien la violencia en México escala a niveles generales, no se puede negar que la violencia contra las mujeres requiere especial atención: de acuerdo con el Sistema Nacional de Seguridad Pública, tan solo en lo que va de este año, 229 mujeres fueron asesinadas solo por ser mujeres. El feminicidio es tipificado como un delito específico porque es la forma de violencia más extrema hacia una mujer: es privarla de su vida simple y sencillamente por ser quien es.
¿Qué estamos haciendo para proteger a las mujeres? El primer paso es aceptar que existe un problema. Por muy avanzados que nos encontremos hacia una equidad de género, aún existe la desigualdad y se hace especialmente visible cuando el caso de una mujer que desaparece se convierte en un juicio hacia ella, su estilo de vida o su familia.
Más que pedir que se cuiden, tenemos que considerar qué hacemos por cuidarlas: ¿respetamos sus decisiones? ¿Establecemos espacios seguros para ellas? ¿Enseñamos a los niños que hombres y mujeres merecen acceso a las mismas oportunidades?
También es importante preguntarnos qué hacemos por abrir espacios donde las mujeres puedan realizarse, alzar su voz y ser agentes de cambios en pro del bien común. En el campo laboral, las mujeres ganan en promedio 27% menos que los hombres por realizar el mismo trabajo y, de los puestos directivos en México, solo el 3 de cada 7 son ocupados por mujeres.
En la Iglesia Católica, una institución que en años recientes ha redoblado esfuerzos por adaptarse al mundo actual, el Papa Francisco ha sido un importante promotor de colocar mujeres en puestos de liderazgo. Durante su pontificado, el número de mujeres líderes en la Santa Sede se ha triplicado, de acuerdo con datos de esa institución.
Sin embargo, aún queda un largo camino por recorrer —en la Iglesia y en la sociedad en general— cuando se trata de proteger e impulsar a las mujeres. “Si queremos un mundo mejor, que sea una casa de paz y no un patio de guerra, todos debemos hacer mucho más por la dignidad de cada mujer”, reflexionó el Papa Francisco con motivo del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia.
Y aunque suene muy sencillo: respetar la dignidad de cada mujer es el primer y más grande paso que debemos tomar hacia una sociedad más pacífica. Porque un mundo donde las mujeres puedan caminar por la calle tranquilas, se acerca mucho más al mundo que queremos.
Director de Comunicación de la Arquidiócesis Primada de México
Contacto: @jlabastida