A principios del año pasado se dio a conocer una cifra muy importante: de acuerdo con el censo del INEGI, en 10 años, el número de mexicanos que se declaran católicos disminuyó de 82.7% a 77.7%. En cambio, aumentaron los mexicanos que se identifican con otras religiones y los que se declaran simplemente “sin religión”.
Estas cifras confirmaron lo que era notorio incluso al asistir a Misa: la Iglesia Católica está bajando en estas estadísticas, pues no está atrayendo a la población más joven. ¿En qué se está fallando? Podría enumerar bastantes motivos, pero quizá el más importante es que los creyentes no estamos dando testimonio de la alegría y plenitud que nos da la fe en Cristo Jesús.
Como Iglesia no terminamos de dar respuestas satisfactorias a los problemas actuales. Esto, aunado a aquellos personajes que han causado escándalo por sus malas acciones y contradicción en su vida, genera rechazo de un gran número de personas, especialmente las nuevas generaciones, que tienen más dudas y mayores exigencias hacia las instituciones.
Este es el contexto en el que iniciamos el 2022. Y la Iglesia está consciente de estos desafíos. ¿De qué forma responderá? Puedo enumerar algunos eventos a considerar.
A nivel nacional, la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) llevará a cabo el Encuentro Eclesial de México en los próximos meses, será el primer gran evento organizado por una CEM con comisiones recién renovadas. El objetivo de este encuentro es responder como Iglesia a las preocupaciones comunes para colaborar en la reconstrucción de la dignidad de las personas y el tejido social.
En lo que refiere a la Arquidiócesis Primada de México, el arzobispo Carlos Aguiar Retes y sus obispos auxiliares continuarán con la visita pastoral en gran parte del territorio de la capital del país. En esta visita, que comenzó en octubre pasado, los seis obispos recorren cada una de las parroquias de la Arquidiócesis, así como los territorios que atienden, ya sea escuelas, asilos, hospitales y mercados, por mencionar algunos.
Esta visita se extenderá hasta 2023 y tiene como objetivo un encuentro directo del obispo con sus fieles, con sus presbíteros, diáconos, religiosos y laicos, un contacto clave y necesario de la jerarquía católica para ver y atender de primera mano las necesidades de los creyentes y también de aquellos que hoy están alejados.
Finalmente, en los próximos meses se dará a conocer el nuevo Nuncio Apostólico en México. El pasado 15 de noviembre, el Papa Francisco anunció que monseñor Franco Coppola dejaría su cargo en México para emprender una nueva encomienda como Nuncio en Bélgica. Monseñor Coppola se desempeñó como representante diplomático del Papa en México por cinco años. El nuevo Nuncio deberá seguir el trabajo a ras de tierra que destacó a Coppola, quien recorrió varios lugares del país, principalmente zonas afectadas por la violencia.
En su Misa de despedida, destacó otro gran reto tanto para la Iglesia, políticos y la sociedad civil mexicana: la desigualdad. “En un país como México, que es rico, hay una parte de la gente que vive dignamente, y hay otra que vive en condiciones pobreza, sin instrucción ni trabajo digno. ¡De esta manera no puede haber paz!”, aseguró. Este pendiente no es único para la Iglesia, es un desafío que nos atañe a todos como sociedad y que urge de atención.
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