La Iglesia en América Latina está viviendo un momento histórico: desde el pasado 21 de noviembre, y hasta el 28 de noviembre, más de mil participantes se encuentran reunidos —algunos de forma presencial, otros de forma virtual— en la Ciudad de México para responder a los desafíos de la Iglesia en la región.

Se trata de la primera Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe, un evento en el que obispos, sacerdotes, religiosas, religiosos y fieles laicos discuten sobre los nuevos retos que presentan los tiempos actuales, a la luz de la fe.

Esta Asamblea surgió por iniciativa del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), que propuso una reunión de la Iglesia en el continente; sin embargo, el Papa Francisco recomendó que no se tratara de una Conferencia General del Episcopado, como la más reciente que se llevó a cabo en Aparecida, Brasil, en el año 2007.

En su lugar, y con el propósito de reavivar las conclusiones y los pendientes que dejó Aparecida, el Papa propuso una reunión que diera voz y voto tanto a los laicos como a consagrados; esto, con el objetivo de impulsar la sinodalidad.

Un concepto clave cuando se habla de sinodalidad en la Iglesia es la escucha. “Les pido que procuren escucharse mutuamente y escuchar los clamores de nuestros hermanos y hermanas más pobres y olvidados", pidió el Papa Francisco en un mensaje dirigido a los participantes en la Asamblea.

Lo que el Papa espera de esta Asamblea es que sea un espacio donde miembros de la jerarquía eclesial y laicos dialoguen como iguales sobre los principales problemas de la Iglesia en América Latina y El Caribe y el primer paso para alcanzar soluciones es escuchar atentamente sobre las complejidades del problema.

Y América Latina tiene una importante cantidad de problemas. La pandemia de covid-19 acentuó la pobreza en la región, según cálculos de la ​​Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). Y este aumento de la pobreza agravó la ya existente crisis migratoria. De acuerdo con datos del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), a 2021 existen 4.6 millones de refugiados y migrantes venezolanos repartidos en América Latina y el Caribe; además, en Centroamérica y México más de 1.1 millones de personas que se han visto forzadas a emigrar en busca de mejores condiciones de vida.

Históricamente, la Iglesia ha trabajado en favor de los pobres y los migrantes. El Papa Francisco ha asegurado que la Iglesia está llamada a consolar y ofrecer misericordia a estas personas, que representan lo que él llama “la cultura del descarte”.

Esta Asamblea Eclesial es un esfuerzo para que la voz de la Iglesia se escuche más fuerte. Pero que esta voz logre proponer soluciones a los problemas más complejos de América Latina.

Director de Comunicación de la Arquidiócesis Primada de México. 
Contacto: @jlabastida

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