“¿Por qué te dedicas al periodismo?”, me han preguntado en más de una ocasión. Muchos quienes nos dedicamos a esto respondemos que es nuestro granito de arena para cambiar al mundo.

¿Por qué un artículo periodístico sería capaz de cambiar al mundo? Porque el periodismo se dedica a contar historias humanas que ilustran nuestra realidad social y política. A través de testimonios, es capaz de darle cara y voz a hechos e injusticias que, de otra forma, pasarían desapercibidos.

No es lo mismo hablar de 2,000 homicidios mensuales que contar la historia de las familias cuya vida cambió para siempre tras el asesinato de un ser querido. Porque los humanos vivimos de historias, y el periodismo busca y escarba esas historias para denunciar lo que puede (y debe) cambiarse.

Por eso se dice que los periodistas tenemos la enorme responsabilidad de crear conciencia social y servir a las personas comunicando la verdad.

El Papa Francisco, en su más reciente Mensaje para la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, aseguró que no debemos tener miedo a proclamar la verdad, aunque a veces sea incómoda. Quienes soñamos desde pequeños con dedicarnos al periodismo nos esforzamos por proclamar la verdad con el corazón, porque sabemos que es la única manera de hacer un cambio efectivo en el mundo.

Tristemente, y como recientemente mencionó Monseñor Francisco Javier Acero, obispo auxiliar de la Arquidiócesis de México, en nuestro país, defender la verdad cuesta la vida. Decenas de periodistas han sido privados de su vida por hacer su trabajo, por comunicar la verdad con vehemencia y pasión.

Cuando el papel de los periodistas es minimizado por empresarios y políticos, se crea un ambiente hostil en el que es sencillo menospreciar la valiente labor de comunicar. Pero no debemos olvidar que no se mata la verdad matando periodistas ni haciéndolos menos.

Desde hace 13 años doy clases en Comunicación y, particularmente en los últimos años, cuando le pregunto a mis alumnos qué opinan del periodismo, la gran mayoría lo relaciona con poner en riesgo su vida y con salarios mal pagados.

Me gustaría aprovechar este espacio para, desde esta trinchera, hacer un llamado a redignificar el periodismo. Ejercer el periodismo es algo digno de orgullo, pues así como los arquitectos construyen obras que durarán una vida, los médicos curan enfermedades o los economistas analizan el valor del dinero, los periodistas cuentan historias que trascienden para construir una sociedad más justa.

Nuestra sociedad necesita más periodistas que nos permitan seguir conociendo estas historias, y como sociedad nos toca abonar el camino para que no tengan miedo de hacerlo y lo ejerzan sabiendo que tendrán una calidad de vida digna y una retribución justa.

Director de Comunicación de la Arquidiócesis Primada de México
Contacto: @jlabastida

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