En Europa le llaman “belén” o “pesebre”. Es una representación visual del nacimiento de Jesús que suele colocarse en las casas, escuelas, hospitales y algunos parques y plazas públicas. Como el árbol de Navidad, forma parte de aquellas decoraciones que nos hacen sentir que nos acercamos a la recta final del año.
Surgieron en Asís, Italia, cerca de 1223 y fueron promovidos por el santo de quien el Papa Francisco se inspiró para elegir su nombre: San Francisco de Asís.
Para los católicos, un nacimiento navideño es más que un adorno: es auxiliar didáctico que ilumina nuestra fe y le da cauce a nuestra devoción. Algunas iglesias representan escenas bíblicas con ayuda del nacimiento y muchas familias aún se reúnen a orar y arrullar al Niño Dios en la medianoche de Navidad.
Pero el nacimiento, en palabras del Papa Francisco: es también un ejercicio de imaginación creativa, utilizando los más variados materiales para crear pequeñas obras maestras de belleza. Porque un nacimiento puede ser hecho con figuras de juguete o de papel, con madera o barro, con vidrio soplado u hojas de maíz, solo por mencionar algunos.
Y es que los nacimientos también son eso: obras de arte. Varios pueblos mexicanos se dedican a crear bellísimos nacimientos artesanales. Amozoc, en Puebla, es quizá el ejemplo más famoso, pero artesanos de Morelos, Michoacán y Tamaulipas —vaya, de todo el país— se dedican a crear detalladas piezas y venderlas o exhibirlas para incentivar el turismo en la época decembrina.
Incluso, en 2018, la Gran Sala de Audiencias del Papa Francisco fue adornada por un monumental nacimiento hecho por artesanos tampiqueños. Y no es la primera vez que un nacimiento mexicano es exhibido internacionalmente: la Embajada de México en el Vaticano, cada año (a excepción de 2020 por la pandemia de Covid-19), promociona la “Navidad Mexicana en el Vaticano”, en la que un estado diferente es el encargado de decorar los árboles de Navidad y los nacimientos de los Museos Vaticanos y del aula Pablo VI.
El nacimiento mantiene sus raíces religiosas entre los creyentes, pero ha trascendido como un pedazo de nuestra cultura, como una forma de dar a conocer el trabajo de miles de artesanos que ponen en lo alto el nombre de nuestro México.
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