En un momento en que la Iglesia en México y el mundo ha sido severamente afectada por los malos testimonios al interior, el Papa Francisco ha promovido la política de tolerancia cero y no encubrimiento ante los casos de abuso sexual a menores, y ha hablado de hacer nuestro el dolor de las víctimas y sus familias para así generar estrategias que garanticen la protección de los menores y de los adultos vulnerables.
Este fue el escenario en que Monseñor Alfonso Miranda Guardiola, un joven obispo auxiliar de Monterrey, asumió en 2016 la Secretaría General de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), uno de los cargos más relevantes en la Iglesia católica nacional con un gran desempelo y que este martes entregó después de cinco años.
Varias fueron las labores en las que tuvo una destacada participación, pero la más importante fue en el impulso de la tolerancia cero en los abusos cometidos contra menores dentro de la Iglesia.
Desde su cargo como Secretario General puso sobre la mesa la urgencia de atender este tema, de crear procesos y protocolos de actuación y prevención que, desde la raíz, ofrecieran una solución, pero también conminó a la necesaria atención y escucha a las víctimas, además de generar espacios de aprendizaje que permitan a la Iglesia ofrecer protección absoluta a los menores.
Impulsó la creación del Consejo Nacional para la Protección de Menores —un organismo multidisciplinario dependiente de la Secretaría General de la CEM— y pugnó para que México contara con la asesoría de Monseñor Charles Scicluna y Monseñor Jordi Bertomeu, los máximos especialistas de la Santa Sede en materia de protección de menores.
"El abuso sexual infantil constituye una de las realidades más dolorosas de la Iglesia católica en el mundo, sin embargo, con acciones concretas, claras, transparentes y contundentes deseamos recuperar la confianza de los fieles y lograr que la Iglesia continúe con su misión evangelizadora", señaló en la carta "Tolerancia cero al abuso sexual a menores", publicada en 2019.
Durante estos años, también aperturó el Departamento de Historia y Arte de la CEM, que se ha dedicado a la clasificación y organización de archivos históricos, así como la promoción de la importancia de la Iglesia en la historia de México. Además empujó la creación del observatorio de la CEM, encargado de recopilar, sistematizar e interpretar información de la Iglesia en México con fines estadísticos y pastorales.
También fue un elemento clave en vincular al interior de la CEM a la dimensión de Movilidad Humana con las casas de migrantes, que en muchos casos están coordinadas por comunidades religiosas, y fue un participante activo en los convenios que se realizaron con las instituciones gubernamentales.
Siempre cercano, atento a la escucha, abierto a cualquier pregunta de los medios de comunicación, preocupado por los temas laborales, pero también por los personales. En su despedida, Monseñor Alfonso Miranda resaltó la importancia de trabajar por una Iglesia renovada, que sea fecunda y fermento para el mundo.
Ahora toca a un obispo caracterizado por su lucha social tomar las riendas de la Secretaría General de la CEM, el obispo de Cuernavaca, Monseñor Ramón Castro Castro, conocido por su constante denuncia de la corrupción y la violencia en su estado y en el país. Le tocará a él continuar el trabajo de la Iglesia en busca de hacer que su voz se escuche con más fuerza en favor de los vulnerables y los más necesitados.