Carlo Acutis tenía 15 años cuando, a principios de octubre de 2006, sintió un cansancio extremo y se dio cuenta que había sangre en su orina. Fue así como se enteró que tenía leucemia mieloide aguda M3.
No había pasado ni un mes de ser diagnosticado, cuando Carlo murió.
Sin embargo, antes de morir había sembrado una semilla que lo llevará en 2025 a los altares, y lo convertirá en el primer santo millennial, el primer santo de la era de los influencers y de internet.
A los 11 años, el adolescente italiano desarrolló el sitio web www.miracolieucaristici.org en el que enlistaba su investigación sobre los milagros eucarísticos en el mundo, algo extraño e inédito para alguien de su edad en tiempos en que el uso de internet apenas se extendía por el mundo.
Tras su muerte, la historia de Carlo Acutis rápidamente se propagó, particularmente entre los jóvenes católicos, que se sintieron identificados con un adolescente que vestía tenis, jeans, y playeras, común, sin nada extraordinario en la apariencia, pero que en vida demostró un profundo amor a Dios, incluso en los momentos previos a morir.
La devoción hacia Acutis aumentó al grado de que dos milagros aprobados por el Vaticano, bajo su intercesión, llevaron al Papa Francisco a aprobar su canonización, algo que ocurrirá el próximo año, como uno de los grandes atractivos del Jubileo 2025.
En palabras del cardenal Angelo Becciu, prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, Acutis es un ejemplo de fe para los jóvenes ya que “era catequista, logró transmitir la fe a los niños, no solo en la forma clásica de las reuniones, sino que también explotó los medios telemáticos”.
Y es que más allá del internet, Carlo Acutis era un joven alegre, servicial, entregado al prójimo, amigo de los pobres y los vagabundos. Él era esa persona que Jesús pide ser, a través de los pasajes del Evangelio.
A casi 18 años de su muerte, el fenómeno de Carlo Acutis ha sido motivo para la realización de diversas películas, impulsó la creación de la red con presencia mundial, incluido México, Amigos de Carlo Acutis; y su tumba, ubicada en el Santuario del Despojo, en Asís, se ha convertido en un lugar al que acuden al mes miles de peregrinos.
La canonización del primer santo millennial marca el inicio de una nueva era para la Iglesia y nos muestra tres cosas: en primer lugar, que si bien la Iglesia entró tarde en el uso de nuevas tecnologías como internet y redes sociales, es un hecho que esta carrera le ha entusiasmado y ahora empuja diversas iniciativas como una red de misioneros digitales alrededor del mundo, y el fortalecimiento de la digitalización de sus trámites y diversas actividades pastorales.
En segundo lugar, que ser santo no es algo inalcanzable, a lo que solo pueden acceder ilustres doctores de la Iglesia, pensadores, sacerdotes o religiosas, y que vivieron hace siglos. Nos enseña que con pequeñas cosas se pueden generar grandes logros. Un detalle interesante de analizar es que la canonización de Carlo Acutis ocurrió en un tiempo récord, de hecho, apenas en 2020 había sido beatificado.
Y en tercer lugar, quizá lo más importante, que con el llamado santo millennial, los jóvenes pueden encontrar nuevos modelos a seguir dentro de la Iglesia y que sientan cercanos a ellos, con los que tienen empatía por sus intereses, su manera de vivir y las formas en que transmiten la fe, innovadoras, creativas, usando canales que la Iglesia antes no había utilizado.
Director de Comunicación de la Arquidiócesis Primada de México
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