La tarde de este lunes, decenas de medios de comunicación publicaron que el Papa Emérito Benedicto XVI había fallecido. ¿Su fuente? Una cuenta de Twitter que se hace pasar por Monseñor Georg Bätzing, presidente de la Conferencia Episcopal Alemana.
Detrás de esa cuenta de Twitter falsa está el crítico literario Tommaso Debenedetti. No es la primera vez que este hombre tuitea noticias falsas… y no es la primera vez que los medios dan por verdadero lo que tuitea. Él mismo se considera un “campeón de la mentira”, pues su objetivo es difundir rumores y entrevistas falsas para que sean retomados por medios de comunicación, y poner en evidencia lo fácil que es difundir información falsa.
En más de una ocasión, el Papa Francisco ha hecho un llamado a los periodistas a priorizar los hechos sobre los rumores y alejarse de títulos sensacionalistas. El llamado podría sonar repetitivo y hasta obvio, pero cuando ocurren eventos como el de este lunes, nos damos cuenta de que sigue igual de vigente.
En un mundo donde somos regidos por la cultura de la inmediatez, es fácil dejarse llevar por la presión de “publicar sin confirmar”, de priorizar la velocidad por encima de la veracidad. Quienes hemos estado en la redacción de un medio, podemos imaginar fácilmente la presión de “¡este medio ya publicó la noticia! ¡Debemos de llevarla nosotros también!”.
Pero más allá de culpar a los medios de irresponsabilidad o reprobar el humor ácido de Debenedetti; no debemos olvidar que el problema de las noticias falsas es mucho más amplio y complejo. Psicológicamente, estamos “programados” para creer lo que se alínea con nuestros valores y creencias previas. Deseamos creer que tenemos razón y este es el motivo por el cual las teorías de conspiración son tan populares.
Entonces, ¿cómo distinguir la información falsa de la verdadera? Lo primero es ver quién lo dice y por qué. El lamentable evento de este lunes pudo evitarse si un par de editores de medios hubieran realizado una rápida búsqueda de Google sobre la identidad de la supuesta cuenta @BischofBatzing, pues las motivaciones de Debenedetti llevan años siendo públicas.
Lo segundo, y lo más importante, es aceptar que somos suceptibles a caer en noticias falsas. El saber que todos podemos difundir información errónea, nos hará verificar todo antes de compartirlo.
Director de Comunicación de la Arquidiócesis Primada de México
Contacto: @jlabastida