Ya en estas páginas me había referido al extraordinario trabajo de Steven Levitsky y Daniel Ziblatt How Democracies Die (Cómo mueren las democracias). Pues bien. Ahí se refieren a cuatro indicadores básicos de conductas autoritarias. 1.- Resistencia o poca disposición a aceptar las reglas del juego democrático; 2.- Negación a reconocer la legitimidad de la oposición política; 3.- Tolerancia y negligencia ante la violencia, y 4.- Restricción de libertades y derechos fundamentales de sus adversarios, incluidos medios de comunicación. Y abundan formulando estas preguntas: ¿Desprecian la Constitución o, de plano, se niegan a cumplirla? ¿Sugieren medidas antidemocráticas, como desconocer o denostar organizaciones civiles? ¿Recurren a medidas anticonstitucionales o movilizan masas para intimidar o transformar gobiernos e instituciones? ¿Se niegan a aceptar resultados electorales cuando no les son favorables? ¿Se refieren a sus rivales como golpistas o subversivos? ¿Advierten que sus adversarios constituyen una amenaza para la seguridad nacional y la paz pública? ¿Descalifican o incriminan como delincuentes a sus opositores, sin más pruebas que sus dichos? ¿Señalan a gobiernos o empresas extranjeras de estar detrás de movilizaciones o expresiones opositoras? ¿Tienen nexos con cárteles de la delincuencia organizada? ¿Auspician hordas para intimidar opositores? ¿Implícitamente alientan la violencia al rehusarse a castigarla o enérgicamente condenarla? ¿Respaldan o se niegan a condenar otras formas de violencia, sea del pasado, del presente o en el mundo? ¿Apoyan leyes o políticas que restringen libertades o derechos humanos fundamentales? ¿Amenazan con tomar acciones legales o arremeten contra la oposición, sus críticos o medios de comunicación? ¿Aplauden o apoyan medidas represivas, tomadas por otros gobiernos en el mundo, sean del pasado o del presente? Pues bien, ahí tienen ustedes un catálogo para identificar regímenes autoritarios o dictaduras en ciernes. Y aquí no se distingue entre gobiernos de derecha o de izquierda. Pero la ruta que siguen, en ambos casos, es similar. Basta con ver cualquier conferencia mañanera del presidente López Obrador para constatar que vamos en esa trayectoria. Y, como dicen los autores, la única manera de evitar este apetito dictatorial es que partidos políticos y sociedad civil nos organicemos para evitar la llegada de este tipo de personajes al poder. Nuestra próxima cita es en el 2021. Si actuamos con inteligencia, estrategia, disciplina, unidad y, sobre todo, generosidad, estaremos en posibilidad de ponerle un alto a este desastre.
Abogado