“La opinión pública alemana se enteró de la evolución de México después de la Independencia a través de la revista Hesperus , publicada en 1827, del periódico Elberfelder Zeitung y de traducciones de viajeros o de comerciantes o diplomáticos”, refiere Brigida Margarita von Mentz de Boege en México en el siglo XIX visto por los alemanes. “En la prensa, los interesados directamente en las compañías alemanas en México, claro está, leían los reportes de los directores de éstas”. Entre los que leían con interés esos reportes, se hallaba Johann Wolfgang von Goethe.
El barón Alexander von Humboldt no había terminado de escribir todavía la última relación de su viaje cuando “empresarios alemanes cargaban sus barcos con mercancías de Silesia y de las Provincias Renanas para venderlas en México.
Otros comerciantes de Elberfeld fundaban, al mismo tiempo, la Compañía Alemana-Americana de Minas (Deutsch-Amerikanischer Bergwerksverein)”.
Sin embargo, “en el transcurso del año de 1827 bajó el precio de las acciones de ciento cincuenta a noventa escudos prusianos”.
Como lo ha advertido Albert Béguin , más que místico, Novalis era de naturaleza mágica. Sin embargo, “su formación es ante todo científica y matemática. Es del tipo de los ingenieros, cuyo oficio es establecer sobre la naturaleza el dominio técnico del hombre”. Mantenía un “ardor secreto” que se apoyaba “en un inmenso apetito de conocer, de comprender, un sentido despierto de las realidades misteriosas y la voluntad dictatorial de quien no ambiciona menos que conferir un sentido a todas las cosas”. Su obra, sin embargo, está hecha de fragmentos que pueden parecer un caos, pero permiten inferir un universo.
Creía que “todo debe ser enciclopedizado. Todos los conocimientos básicos serán olvidados”, escribió en las notas que esbozaban la enciclopedia que se proponía crear, la cual no podía prescindir de la mineralogía. “El peso específico de la tierra”, anotó, “es casi igual al diamante. Por eso es muy probable que la tierra sea por dentro un diamante –lo que también es muy probable por otros motivos”.
Le interesaba asimismo “la formación planetaria de la superficie terrestre. Influencia de los montes y sus respectivas posiciones y formación sobre el clima y el tiempo.
“Su propiedad de atraer agua”.
Adivinaba que, en el subsuelo, los fósiles y los minerales importaban un reflejo de la trama celeste.
Novalis nació casi cincuenta años después de que Goethe se demorara en los reportes de los directores de las compañías alemanas en México. Quizá se hubiera interesado en ciertos hallazgos como los del minerólogo Friedrich Trangott Sonnenschmid , que descubrió un yacimiento de ópalo cerca de Tolimán y que en Charcas vio una piedra de meteorito. Sin embargo, no parece haber reparado en los habitantes de las minas, en sus arduas y arriesgadas exploraciones cotidianas, en su inminente destino trágico, en los espíritus encerrados en sus excavaciones, aunque sabía que la naturaleza es “como un cuerpo cerrado –como un árbol –en el que nosotros somos los brotes.”
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