Javier García-Galiano

Luz en la memoria

Marruz y Eliseo Diego no ha dejado de de parar algo inverosímil, una sorpresa, un asombro, una fascinación, una felicidad

27/10/2022 |01:47
Redacción El Universal
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luz en la memoria
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Las historias íntimas pueden deparar revelaciones de eso que a veces se reconoce como historia. No se trata del devenir de políticos, ni de los que llaman “figuras públicas”, ni de acontecimientos que se consideran decisivos. Me refiero a historias cotidianas, a aquellas que suelen conformar familias, que se entrecruzan eternamente con las de diversas familias.

Eliseo Diego

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Entre otras cosas, en la casa de Bella García Marruz y Eliseo Diego, en La Habana, convergían muchas de esas historias, ocurrían muchas de esas historias, se prodigaban con fascinación consuetudinaria muchas de esas historias que han derivado en conversaciones recurrentemente memorables, en poemas, textos, libros de Eliseo Diego, Fina García Marruz, Cintio Vitier, Eliseo Alberto, Josefina de Diego, en la música de José María Vitier, en cuadros, dibujos, ilustraciones de Constante Rapi Diego.

En 1993, Ediciones del Equilibrista editó, en uno de sus gratos volúmenes, El reino del abuelo, una conmovedora evocación literaria de Josefina de Diego de Villa Berta, la casa de Bella García Marruz y Eliseo Diego en Arroyo Naranjo, en las afueras de La Habana. Josefina de Diego es su hija. Después de su muerte se ha dedicado con fervor indeclinable y rigor cultivado a preservar ordenadamente sus papeles, sus libros, eso que puede cifrarse en la palabra “memoria”. Su examen entendido y cuidadoso le ha deparado descubrimientos y certezas que la han inducido a indagaciones varias, a sostener conferencias, a escribir textos que han terminado por conformar libros.

Como una de las conversaciones que se sucedían cotidianamente en su casa, con un origen en esas conversaciones memoriosas y memorables, en ¿Y ya no tocan valses de Strauss?, publicado por Ediciones Matanzas en 2019, Josefina de Diego ha reconformado, sin prescindir de recursos académicos, pero hallando de manera natural su propio método, la historia de su familia, en la que inexorablemente convergen las de familias diversas. Cada historia de la familia de Bella García Marruz y Eliseo Diego no ha dejado de deparar algo inverosímil, una sorpresa, un asombro, una fascinación, una felicidad; está hecha, entre otros, de un autonomista cubano en las Cortes españolas, de una cinéfila obstinada cuando el cine poseía el silencio, de médicos fieles a su vocación, de inmigrantes de Infiesto, de cirqueros, de mujeres que idearon la que quizá fue la primera Orquesta de Mujeres de Cuba, del grupo Orígenes, de escritores, músicos dibujantes, cineastas...

Esas historias que no dejan de bifurcarse en laberintos con sucesivos centros, también conducen como una incitación a otro libro de Josefina de Diego que publicó, en La Habana, Ediciones Extramuros en 2019: Un rumor apenas. Conferencias sobre Eliseo Diego y Fina García Marruz. Su lectura familiar y aguda de los dos escritores de Orígenes resulta lúcida en formas varias, entre otras, al revelar sin infidencia las Pequeñas memorias que su tía, Fina García Marruz, escribió en 1955, y al referir las historias que no ha dejado de hallar en la biblioteca de su padre, Eliseo Diego.

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