Quizá de la última vez que bebió un vaso de cierta bebida de su preferencia, usted recuerde la frescura evocada por el burbujeo y el placentero sabor amargo al final. De igual manera, su color ámbar al elevar el vaso, le dio tonos ocre a los comensales compañeros del círculo que compartían la mesa con usted.
Sin embargo, hay algo que podría no saber y es que el burbujeo, el sabor amargo y el color, son atributos de una bebida maravillosa, producto de la actividad de microorganismos sobre componentes naturales presentes en un tipo particular de plantas, la cerveza.
La cerveza es una bebida resultante de la fermentación tipo alcohólica realizada principalmente por levaduras del tipo Saccharomyces cerevisiae de una mezcla de ingredientes preparada cuidadosamente, llamada mosto. El mosto normalmente contiene malta de cebada y lúpulo.
De acuerdo con la ONU, la cerveza es la segunda bebida alcohólica más consumida en el mundo, después de las bebidas alcohólicas espirituosas y la primera entre todas las fermentadas. En la actualidad, China es el primer productor de cerveza con cerca de 20% de lo que se distribuye mundialmente.
Esta bebida que, por su naturaleza fermentativa, contiene además de alcohol, compuestos funcionales o post-bióticos entre los que se puede mencionar, los polifenoles, los ácidos fenólicos y los flavonoides en abundancias diversas según el tipo de cerveza. De aquí el valor de esta bebida.
Se sabe que los post-bióticos son compuestos bioactivos funcionales, generados en una mezcla de substratos durante la fermentación y entre sus propiedades más importantes, está el que pueden utilizarse para promover la salud.
Estos compuestos tienen propiedades antibacterianas, antiinflamatorias y antioxidantes, con un impacto positivo para la salud del consumidor. Además, hay reportes publicados que muestran que la cerveza contiene niveles importantes de una hormona, la melatonina.
En el humano, la melatonina es una hormona producida por la glándula pineal del cerebro, que funciona regulando el ciclo circadiano y así estimulando el sueño. Es bueno recordar que, el no dormir bien se asocia claramente con serios problemas de salud.
Un estudio reciente indica que un mes de consumo moderado de cerveza adicionado a la dieta habitual de personas adultas, mejora la calidad de la dieta aportando vitaminas del grupo B y iones magnesio.
Al alcance de este estudio, los cambios ligeros producidos en la ingesta de energía, carbohidratos, calcio y yodo son aceptables nutricionalmente, así que no hay evidencia de incremento en el peso por consumo de cerveza en moderación.
En otro estudio reciente, realizado en población mexicana, se observó que el consumo moderado de cerveza sin alcohol durante las comidas reducía los niveles de glucosa en ayunas estimulando las células beta del páncreas, que son responsables de producir insulina.
Este efecto se produjo con un incremento de la abundancia de las bacterias Bacteroidetes en comparación con las bacterias del tipo Firmicutes en la microbiota del colon en los participantes. Se sabe que una mayor abundancia de Bacteroidetes se ha asociado con un mejor estado de salud.
Sin embargo, estos efectos no fueron tan notorios en el caso de consumo de cerveza con alcohol, lo que apoya el consumo moderado.
Tenemos así que la próxima vez que beba un vaso de cerveza de su preferencia, recuerde no es solo frescura y sabor placentero con su amargor; es también aporte nutricional y de post-bióticos que contribuyen a una buena salud, pero siempre con un consumo moderado, ¡salud!
Microbiólogo egresado del Instituto Politécnico Nacional, doctor en Biología Molecular e investigador en el Cinvestav y director de Investigación del Laboratorio de Genómica Ambiental