Hace algunos días fui invitada por dirigentes del Consejo Nacional Agropecuario en Yucatán para dialogar sobre las condiciones presupuestales para el campo mexicano en el paquete económico 2022.
Escuché con atención una exposición del presidente del Consejo Juan Cortina Gallardo, así como los planteamientos de los líderes regionales del organismo. Sin embargo, como les dije en ese encuentro, lo que plantea el Ejecutivo Federal para el campo en su PPEF2022, y sobre todo la tendencia que ha tenido esta administración, nos indican que hay una ardua batalla por librar.
Desde que asumió el poder, el gobierno emanado de Morena ha dejado en claro que su prioridad presupuestal es la política de subsidios directos a determinados grupos poblacionales, que suman más de 781 mil millones de pesos.
Tan solo el programa de pensión para el bienestar de las personas adultas mayores representa una erogación de más de 238 mil millones de pesos. Esta cifra es mayor que la suma de lo proyectado en los ramos Seguridad y Protección Ciudadana, Defensa Nacional y Marina juntos.
Es 66 veces mayor a lo destinado al Ramo Economía.
Es 2.7 veces la totalidad de los programas de Educación Pública, en un año crucial para la formación de nuestra niñez y juventud, con el regreso a clases.
Es el 45% de lo destinado a inversión pública, y el 35% de toda la obra pública federal.
No estoy en contra de apoyar a las personas adultas mayores, es justo reconocer su esfuerzo y desde luego no podemos dejarlas desprotegidas, pero también es de elemental entendimiento atender de forma equitativa a todos los ramos presupuestales, particularmente a las actividades productivas.
Es un razonamiento sencillo: no es posible estar solo repartiendo dinero, hay que generarlo. Y el gobierno federal parece no fijarse en esta lógica.
La actividad productiva más significativa es la agropecuaria. Alimenta a las familias mexicanas, aprovecha nuestros recursos y propicia el desarrollo de las comunidades.
Sin embargo, desde diciembre de 2018 los recursos destinados a este sector han sido consistentemente recortados, y la disminución suma en el PPEF2022 un 45.8% menos respecto a lo destinado en el último año de la pasada administración federal.
En el presupuesto de 2018 se destinaban casi 22 mil millones de pesos a programas de fomento a la agricultura, ganadería, pesca y acuacultura. En el proyecto que entregó el gobierno federal hace unos días, se destinan mil 600 millones a este rubro para 2022.
Es decir, de cada 100 pesos que se asignaban a programas de fomento agropecuario y pesquero en 2018, para el 2022 el presidente López Obrador propone asignar solo siete.
Se trata de un deterioro sostenido de la inversión gubernamental para respaldar a nuestros agricultores, ganaderos, pescadores. A la industria del ramo. Al campo y a la mar como fuentes de soberanía alimentaria.
Algo no está funcionando en las mentes de quienes por un lado gastan a manos llenas en subsidios cada vez más relacionados con sus intereses electorales, pero por el otro ahorcan a las actividades productivas. Vacían la bolsa y no se ocupan de llenarla.
En 2020, por primera vez en 10 años, la pobreza y la pobreza extrema crecieron, según datos del Coneval. No es una coincidencia que ese empobrecimiento de la población se haya correspondido con el recorte a los presupuestos del campo por parte del gobierno federal.