Marisol tenía 18 años y se manifestaba pacíficamente en Guaymas, Sonora, ayer, justo en el Día de la Eliminación de la Violencia Contra la Mujer, cuando un comando armado abrió fuego frente al Ayuntamiento, hacia el grupo en el que se encontraba. Murió abatida por los sicarios.
Otras diez mujeres fueron asesinadas ayer mismo, en nueve estados de nuestro país. Once víctimas en un día destinado a la lucha contra la violencia, contra el odio que lleva a las sociedades a atacar a las mujeres por el solo hecho de serlo.
Entre 2018 y 2020, 11,602 mujeres han sido asesinadas en México, según datos del INEGI. Nos matan a 11 cada día, en una espiral de salvajismo que hasta ahora no ha merecido la atención del gobierno federal.
Por el contrario, las mexicanas hemos sido testigos de las lamentables declaraciones del presidente Andrés Manuel López Obrador en las que consideró a los movimientos feministas de protesta como adversarios a su régimen.
Si las mexicanas protestamos es porque no vivimos seguras en un país en el que solamente el 2% de los casos de violencia denunciados termina en sentencia, y la impunidad en los feminicidios alcanza el 95%.
Si alzamos la voz cada vez que podemos es porque los niveles de acoso y agresión continúan siendo intolerablemente altos. Si la lucha no cesa es porque la violencia tampoco ha cesado.
Miles de víctimas y sus familias, víctimas también, seguirán en demanda de justicia, y todas las mexicanas seguiremos en la lucha por erradicar la violencia, cada una desde su ámbito de acción, porque las cifras que nos dan los observatorios ciudadanos son de terror.
En nuestro país la violencia se ensaña cada vez más intensamente y con mayor incidencia con las niñas, sea en conductas de agresión sexual, física, psicológica, o en la que se hace pasar por “usos y costumbres” para, por ejemplo, vender a las niñas como objeto comercial para casarse con hombres que no quieren.
Sobre estos casos también fue el Presidente quien minimizó el problema, diciendo que “no es la generalidad”, pero yo creo que basta con una sola niña que sea tratada de esa forma para que el gobierno en todos sus niveles actúe. Frente a las violencias no puede haber tolerancia de ningún tipo.
Las mexicanas llevamos muchos años en la lucha por el pleno reconocimiento de nuestros derechos y para erradicar la violencia, en específico la violencia contra nosotras, ahora incluso en las redes sociales. Reitero: la lucha no cesa.
DECRETAZO
El llamado “decretazo” del presidente López Obrador por el cual declaró a prácticamente todas las obras de infraestructura de su gobierno como acciones de seguridad nacional no solo cierra de plano el acceso a la información y promueve la corrupción: también facilita que dichas obras puedan construirse al margen de permisos, concesiones y normas.
Si bien el Ejecutivo Federal tiene la facultad de definir el ámbito de la seguridad nacional, resulta un total exceso que utilizando ese instrumento oculte la información que debe ser pública respecto a obras que evidentemente no tienen tal característica. Es un fraude a la ley, una argucia que vulnera los derechos ciudadanos, el primero: ampararse contra actos de la autoridad.
Por eso hay que oponerse al decretazo. Es el signo de un autoritarismo que hace décadas nuestras sociedades han combatido, y seguirán combatiendo.