Previamente, durante y después del proceso electoral del 5 de junio, actores políticos del PAN, PRI y PRD han mantenido una singular actitud hacia Movimiento Ciudadano : por un lado, insisten en pedir que se una a la alianza Va x México y por otro lanzan ataques hacia los naranjas. En no pocos casos lo hacen casi al mismo tiempo.
La postura de Movimiento Ciudadano se mantiene igual. La única alianza es con la ciudadanía.
No se trata de un desplante ni de una improvisación; por el contrario, parte de un análisis que toma en cuenta no únicamente el comportamiento electoral sino las opiniones vertidas en diversos foros de participación ciudadana, en el sentido común.
Para quienes insisten en que MC debería sumarse a la alianza opositora creyendo que de esta forma se sumarían los votos naranjas a los tricolores-azules-amarillos, habría que recordarles que Movimiento Ciudadano no es una organización corporativa ni sus votantes son entes que obedecen a ciegas los deseos de una cúpula.
El votante naranja manifiesta un rechazo hacia Morena , es cierto. Pero también hacia las plataformas de partidos tradicionales, significativamente hacia el PRI. Pensar en una suma automática de votos es pensar equivocadamente porque lo que se lograría es una migración de votos hacia otras opciones o, en dado caso, una abstención.
La suma de logos no es la suma de votos.
Hay también quienes señalan que Movimiento Ciudadano le quita votos a los demás partidos opositores en favor de Morena, lo cual es falso. Similar afirmación se podría hacer en los casos que la alianza opositora no se mantuvo, como Quintana Roo o Oaxaca.
Nuevamente hay que insistir en que votar es un acto personal y obedece a la forma de pensar y preferencias políticas, ideológicas o afinidad de las personas. La excepción es cuando estas son coaccionadas o amenazadas.
De ahí que quienes votan por Movimiento Ciudadano, valga la expresión, no optaron por otros partidos: es la respuesta a una propuesta. Un elemento más son las personas candidatas, claro.
Hay quienes, de forma más aventurada, sugieren que si no hay una mega alianza de partidos no hay forma de vencer a Morena. Ese es otro error, y obedece a una visión tradicional de la política.
Lo que hay entre la sociedad mexicana, entre las personas en México, es una profunda decepción hacia los partidos, sobre todo los más antiguos, los que han tenido su turno de poder. Morena está en su turno y por sí ha generado rechazo en grupos de la población claramente afectados por sus políticas arbitrarias e intolerantes.
Es pues de la ciudadanía de donde debe surgir el proyecto de oposición al régimen, no de los partidos. Esa es la propuesta de Movimiento Ciudadano, ser cauce y auspiciar un gran proyecto desde la ciudadanía con jóvenes, mujeres, personas de la academia, de la ciencia, del deporte, de la salud, trabajadoras, personas de los centros urbanos y de las zonas rurales, personas empresarias, emprendedoras...
El proyecto debe tener una base amplia, sólida, con una causa en común que es devolver la lógica y el sentido de inclusión a las políticas públicas, y sustituir a un gobierno de ocurrencias. Dejar al gobierno de un solo hombre para constituir un gobierno de todas las personas.
Solo así, desde la ciudadanía, por encima de los partidos, es posible proyectar una candidatura ganadora. ¿Quién encabezará esa candidatura? La persona que la propia ciudadanía disponga, con el método y la forma que ciudadanía determine, sin imposiciones ni improvisaciones.
Hay tiempo para estructurar ese proyecto, y hay voluntad de Movimiento Ciudadano de ser vehículo y cauce. Quien crea en el proyecto es bienvenido.