Consideraciones políticas aparte, la filtración de miles de documentos, imágenes y datos de la Secretaría de la Defensa Nacional por parte del colectivo hacktivista internacional Guacamaya, es una de las mayores vulneraciones digitales en la historia de nuestro país.
Según publicaciones de los propios hackers en redes sociales hay más de seis terabytes de información interna expuesta entre correos, mensajes, fotografías e incluso videos sobre asuntos sensibles de seguridad nacional.
La filtración, dada a conocer por el periodista Carlos Loret de Mola y divulgada en redes por los hackers, tiene una dosis de ironía.
El gobierno de Andrés Manuel López Obrador y de Morena se ha significado por los más altos índices de opacidad en el manejo de contratos, adjudicaciones, sobre todo los relativos a sus llamadas obras insignia: refinería, tren maya y aeropuerto de Santa Lucía.
Obtener información sobre estos megaproyectos es una tarea muy complicada, porque el presidente los clasificó como asuntos de seguridad nacional.
Podría pensarse que está bien, que los criterios del gobierno federal coinciden con los parámetros de seguridad del Eatado Mexicano.
Pero, ¿por qué entonces el gobierno federal reservó por cinco años las bitácoras de vuelo del helicóptero de la Marina que trasladó a la botarga “Pochicoco” al juego inaugural de los Olmecas de Tabasco en agosto pasado?
¿Por qué, si no hubo licitación de por medio (y por tanto criterios a reservar), se clasificaron como reservados la mayoría de los contratos que Sedena asignó directamente a las megaobras presidenciales?
¿Cuál es el caso de ocultar los detalles de las compras millonarias de vacunas contra el Covid19, favoreciendo únicamente a las “grandes transnacionales” que se supone el gobierno mexicano no aprueba?
Los detalles de la salud del presidente, quien por cierto mintió en su momento al referirse a su condición, se vuelven inofensivos si tomamos en cuenta todo lo verdaderamente importante que puede ser descubierto.
Del humor negro en la acción de hackear a un gobierno que acaba de elevar a honores nacionales a Julián Assange, el más célebre hacker de los tiempos recientes, mejor ni hablar.
Por lo pronto, debe haber muchas personas del gobierno nerviosas. Pronto sabremos si la filtración llega más allá de ocuparse de asuntos domésticos.
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Coordinadora Nacional de Enlace Político de Movimiento Ciudadano