Al hablar del Paquete Económico 2024 debemos comenzar por la Ley de Ingresos, que prevé ingresos totales superiores a los 9 billones de pesos y un monto de endeudamiento cercano a los 2 billones.
Y lo primero a señalar es que al igual que en los 5 años anteriores, los ingresos se han fortalecido con la contratación de deuda. En 2023, la deuda fue por 1.2 billones de pesos y para 2024 será por casi 2 billones, elevando el déficit arriba de 5 por ciento, lo que no se daba desde hace 40 años. Y es que, aunque se diga que en estos años no se ha endeudado más al país, a finales de 2024 la deuda será de casi 16 billones de pesos, cuando en 2018 era de 10.7; es decir, el 45 por ciento de la deuda del sector público federal la ha generado esta administración.
Aunado a eso, los recursos por deuda no se han usado ni en gasto de inversión ni en infraestructura ni en financiamiento al campo y a las empresas; sino en gasto corriente para financiar programas “sociales” y obras “insignia” del Ejecutivo que difícilmente aportarán saldos positivos a las finanzas públicas.
Entre otros, un punto a considerar es la reducción a Pemex y a CFE de sus pagos de derechos para su contribución al presupuesto, esto a costa de los fondos para los estados y municipios. Seguro que cuando gobernadores y alcaldes morenistas que aplaudieron esta medida se den cuenta de lo que esto encierra lo lamentarán profundamente, pero en lo oscurito para que no llegue a oídos del presidente.
Y ya que he citado a Pemex, en esta ley se establece el precio del barril de petróleo en 56 dólares, cuando para los especialistas el valor debe estar arriba de 69. De cumplirse dicho pronóstico, ¿qué hará el Ejecutivo con los millones de pesos excedentes?, ¿los destinará a obras “insignia”, a campañas electorales o a robustecer presupuestos de salud, educación, seguridad pública, etc.? Desafortunadamente habríamos de descartar la tercera opción.
Se debe agregar que este año el crecimiento del PIB será entre 2.5 y 3.5 por ciento. Como fuere, el siguiente año será muy complicado en finanzas públicas, pues no hay dinero para sufragar sanamente los programas y las obras “premium” del gobierno y las empresas seguirán “ahorcadas” por la falta de crecimiento económico y combate a la inseguridad. Las finanzas públicas para 2024 están definidas, porque los fundamentos económicos presupuestarios están prácticamente aprobados por Morena y aliados.
En el contexto del gasto, para atender la tragedia del huracán Otis en Acapulco y zonas aledañas se requerirá una inversión estimada en 272 mil millones de pesos, de acuerdo con la firma de análisis de riesgo Enki Research. No obstante, con el FONDEN desmantelado, el presidente que, primero declaró “habrá recursos ilimitados”, presentó su plan de reconstrucción y apoyo para Acapulco que considera tan sólo 61 mil millones; misma cantidad que en 2013 se destinó a Acapulco por los perjuicios de los huracanes Ingrid y Manuel, que causaron menores daños. Cabe preguntarse, ¿de dónde saldrán los 61 mil millones? ¿se tomarán de las áreas y organismos independientes que le merecen mayor desdén al Ejecutivo: salud, educación, INE, INAI, Poder Judicial?
En el siguiente artículo abordaré el Presupuesto de Egresos 2024, cuyo proyecto contiene una distribución absurda en la mayoría de los rubros que lo componen.