El 1 de octubre presenciamos un hecho histórico que fue la toma de protesta de la primera mujer presidente de México, la Doctora Claudia Sheinbaum. Y observamos que, en ese acto protocolario llevado a cabo en la Honorable Cámara de Diputados, tuvieron lugar varios eventos que son importantes de mencionar, como fue la llegada a dicho recinto de ambos personajes en carros tan sencillos que proyectan una imagen que le da gusto al pueblo, ojalá así continuasen. Se pudo comprobar que el expresidente va a ser difícil de superar en cuanto a empatía y carisma (cualidades que no despertó la nueva mandataria), ya que a su llegada causó revuelo, lo ovacionaron y todo el mundo quería fotografías con él, a pesar de su descortesía con uno de los Poderes (el Judicial) al no saludar a su Ministra Presidente. Otro suceso fue la despedida de la diputada Ifigenia Martínez, toda vez que ese sería su último acto público, al que acudió con gran esfuerzo (q.e.p.d.).

Al escuchar el discurso de la nueva presidenta de México, pueden destacarse dos aspectos: reafirmó su compromiso con la “Cuarta Transformación” y con el fortalecimiento de los programas sociales. Ello confirma que su modelo político es el heredado por el exmandatario y que por los resultados hasta ahora obtenidos no le convendría seguir, sino que ella necesita implementar sus políticas propias.

Y como se dice, en política la forma es fondo: la nueva mandataria también habita el Palacio Nacional, a pesar de los altos costos que eso representa y que en los hechos es contrario a “primero los pobres”, además de continuar con las Mañaneras que, aparte de costosas, son un espacio que mantiene el acceso a periodistas a modo.

Estamos conscientes que, para una nueva administración implementar políticas públicas de efectos inmediatos es casi imposible; lo que sí se puede es ejercer acciones que den cambios y mejoren problemáticas que tenemos, sobre todo, en seguridad pública, ya que a casi 20 días de su gobierno tenemos a Sinaloa y estados vecinos (incluido mi estado Nayarit) donde se siente la inestabilidad en todos los aspectos, vives con miedo, no hay economía ni inversión y se calculan pérdidas económicas. Toda esta inseguridad proyecta una pésima imagen de México ante el mundo. Ojalá los resultados electorales en los Estados Unidos ayuden a poner orden en México en cuanto a gobiernos y autoridades coludidas con el narcotráfico.

Hasta este momento, el nuevo gobierno no ha marcado una etapa diferente, lo que nos hace pensar que de la esperanza generada por su llegada fácilmente podríamos pasar a la desesperanza y a la frustración, por decir lo menos.

Espero equivocarme y que sea yo la primera en reconocer y aplaudir cada acierto que se dé. Porque, además de generarse bienestar para el país, sería una muestra fehaciente de que las mujeres sí sabemos gobernar.

Y un primer acierto sería presentar ante la Cámara de Diputados un proyecto de Presupuesto de Egresos responsable, en cuanto a asignaciones presupuestales y contratación de deuda pública. Que deje de lado las “grandes obras” y se enfoque en lo realmente importante y que fue terriblemente descuidado por la anterior administración: seguridad pública, salud, educación, campo e infraestructura.

Nos leemos la próxima publicación con los resultados de las elecciones en los Estados Unidos, con la esperanza de que tengan efectos favorables para nuestro país al resultar vencedor aquella o aquel cuyas políticas de colaboración bilateral nos sean más favorables en cuanto a combate al crimen organizado, comercio y migración, principalmente.

Diputada federal en la LXV Legislatura

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