En México, desde hace varios sexenios se ha socializado la figura de la detención como símbolo de justicia y fin de la impunidad. Esto tiene detrás varias razones, como la falta de entendimiento social sobre el funcionamiento del sistema de justicia, así como el mediatizar los “logros” del gobierno contra el crimen, por mencionar algunas. Desgraciadamente, esto tiene como consecuencia que se invisibilice la verdadera causa de la impunidad en el país que es la deficiencia en la investigación del delito y en la procuración de justicia. Menciono esto por dos hechos que se dieron a conocer ayer: la detención de Ovidio Guzmán y la duplicación de la sobrepoblación carcelaria en tan solo un año.
Respecto a la detención de Ovidio Guzmán, se mencionó ayer en la conferencia de prensa del Gabinete de Seguridad, que se logró la detención después de un operativo de 6 meses de trabajo de reconocimiento en el que intervinieron varias dependencias, como la SEDENA, la Guardia Nacional, la FGR, etc. También se mencionó que dicha detención se hizo para garantizar la paz y seguir con la estrategia de cero impunidad. Sin embargo, de las acusaciones contra Ovidio y de la investigación que tendrá que llevar a cabo la FGR, no se hizo mención alguna. Se puede entender que por la premura de la conferencia de prensa no se haya mencionado este aspecto, pero no se puede dejar de vista esto ya que es la parte central que realmente garantizará la justicia y la falta de impunidad, no la detención. Tan sólo por poner un punto de comparación, la investigación penal que se hizo para demostrar los delitos de los cuales se acusó al Chapo Guzmán en Estados Unidos, tardó aproximadamente 10 años.
Otra noticia que se dio a conocer ayer y que pasó un poco desapercibida por la detención y los disturbios de Sinaloa, es que en tan sólo un año, la sobrepoblación carcelaria del país se duplicó. Además de sobrepoblación en nuestras cárceles, todavía tenemos un 40% de personas privadas de su libertad sin sentencia, es decir sin saber si realmente cometieron el delito por el que se les acusa. Por no hablar de las condiciones de violencia e inseguridad que persisten en los centros penitenciarios, como se pudo observar después del motín dentro de la cárcel federal de Ciudad Juárez. Esta sobrepoblación en gran parte se debe al abuso de la detención en “flagrancia” y de la prisión preventiva como medida cautelar.
¿Y qué tanto funcionan las detenciones en temas de seguridad y de justicia? Muy poco. Respecto al tema de seguridad, pudimos atestiguar el terror que se vivió ayer en Sinaloa después de la captura, junto con la toma de los principales aeropuertos y saqueo de tiendas. Respecto a la justicia en este caso, falta ver la acusación que realice la Fiscalía Especializada en Materia de Delincuencia Organizada, así como la investigación y eventual juicio, lo cual puede tardar meses o incluso años. Y sobre el tema del uso de la prisión preventiva para dar justicia, tan sólo basta ver la impunidad acumulada para el delito de homicidio doloso, uno de los delitos de más impacto social y que amerita esta medida, la cual está en 93%, de acuerdo a Impunidad Cero.
Las causas de la inseguridad y la injusticia en este país son múltiples y no pueden resolverse con soluciones simplistas o mediáticas. El abuso de la figura de la detención y la prisión preventiva oficiosa como estrategia de seguridad y de justicia sólo seguirán llenando las cárceles de personas inocentes y de bajos recursos y desviarán el foco de atención sobre las verdaderas causas de impunidad en el país.
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