Analizar el impacto social que un grupo de música popular puede tener no debe ser calificado como algo banal, frívolo o irrelevante. Sobre todo porque al analizar un fenómeno cultural como el K-Pop, o música popular coreana, se aprende sobre globalización, poder blando, composición musical y organización masiva de personas en redes sociales que trascienden lo virtual y que conforman un grupo identitario con gran incidencia (incluso en temas políticos). Dada la importancia cultural y social que las bandas de K-Pop están ejerciendo actualmente y debido a la visita del grupo Blackpink a México, en este artículo analizaré algunos de los elementos más significativos detrás del fenómeno del K-Pop.

Comienzo este artículo con una declaración que no será sorpresa para muchos: yo soy una fanática de Blackpink. Lo que sí es sorpresa, incluso para mí, es la forma en que me convertí en BLINK (así se denomina a los fans de este grupo): haciendo una investigación sobre por qué es tan famoso y popular el K-Pop. Esta curiosidad surgió ante el constante éxito de las campañas en Twitter por parte de sus seguidores que se convierten y mantienen por días en tendencias mundiales y nacionales.

Haciendo una investigación inicial empecé a conocer más sobre la campaña de inversión y apoyo a la cultura que el gobierno de Corea del Sur promovió en los noventa para hacer frente a la crisis financiera asiática que los afectó gravemente. Apoyando la producción de series, películas y música, el gobierno coreano buscaba fortalecer otros aspectos de su industria que eran tan redituables en otros países como Estados Unidos y Japón.

Sin embargo, esta información seguía sin explicarme por qué causaba tanta fascinación esta música, ya que lo poco que había escuchado me parecía inteligible y poco atractiva. Una compañera de trabajo me recomendó ver el documental de Blackpink en Netflix para entender un poco más la complejidad del fenómeno cultural detrás de estos grupos. Así fue como conocí al escuchar de Jisoo, Jennie, Rosé y Lisa el camino tan arduo que tienen que pasar todos los que quieren ser miembros de una banda de K-Pop. Entrenamientos diarios de baile, canto, y música que empiezan desde la adolescencia y que duran años, durante los cuales se les separa de su familia y que muchas veces concluyen sin éxito.

Al terminar de ver la película e incluso después de conocer un poco más de esa industria musical con elementos tan tóxicos, no podía dejar de buscar videos para saber más de cada una de las integrantes del grupo. No pasó mucho tiempo en que pudiera reconocer la voz de cada una de ellas y empezara a tararear sus letras en algo que, más que coreano, seguro se asemeja más al esperanto. Fue así como comprendí que gran parte de la fascinación por Blackpink y muchos de otros grupos de K-Pop proviene de un fenómeno cultural que se compone de varios elementos: como la complejidad musical detrás de estas canciones, que mezcla varios géneros musicales, como el hip-hop, el jazz y el pop en una misma canción; los bailes elaborados que acompañan las canciones; las producciones de videos musicales que parecen cortos cinematográficos; y sobre todo la conexión que se forma con cada uno de los integrantes de estos grupos al conocer un poco más de sus vidas y de sus gustos.

Menciono todo esto para hablar del elemento más interesante detrás del fenómeno Blackpink y de muchos otros grupos de K-Pop: la movilización en redes y fuera de ellas de sus grupos de seguidores. Quizás lo que más me impresiona e inspira de las BLINKS y de otros fandoms como el ARMY es la capacidad de organización que tienen a pesar de su heterogeneidad individual. Al final lo que los une es el gusto por estos grupos y su deseo por promover sus canciones y videos. Sin embargo, estas movilizaciones masivas de personas no sólo expresan su afición musical, también han llegado a organizarse para apoyar temas políticos como la crisis climática, para recolectar dinero para el movimiento BlackLivesMatter y para sabotear un rally de Trump. En estos tiempos de polarización, odio en redes y cinismo, todos tenemos varias cosas que aprenderle a las blinks.

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