Para construir el Valle de los Reyes , los faraones tenían una estrategia para que los constructores no supieran la ubicación de sus tumbas y pudieran después robar el tesoro: enseñar a burros el camino al lugar de trabajo para que ellos llevaran a los trabajadores con vendas en los ojos. El propósito de esta estrategia era esconder los rastros de la ubicación de la tumba para que nadie más pudiera beneficiarse de lo enterrado ahí. Algo similar ocurre hoy con los que se benefician de la corrupción : los políticos, los empresarios, y otras personas que utilizan su ingenio y un sistema elaborado para cubrir su rastro y la posesión de este dinero. Sólo que ahora en lugar de usar burros, se recurre a empresas fantasma, presta nombres, paraísos fiscales, abogados, actuarios y bancos. El objetivo de esta estrategia es el mismo: cubrir los rastros para evitar que el resto de las personas sepan dónde está el dinero. Utilizo esta metáfora egipcia para explicar un poco lo que aconteció la semana pasada en Egipto durante la novena Conferencia de los Estados Parte de la Convención de las Naciones Unidas Contra la Corrupción (9na COSP UNCAC).
Cada dos años, los países que firmaron y ratificaron esta convención se reúnen para discutir el nivel de implementación de este tratado internacional creado para permitir a los países combatir un crimen global y transnacional. Tuve la oportunidad de asistir a esta conferencia como observadora de la sociedad civil por parte de Impunidad Cero . En este artículo explicaré brevemente algunos de los puntos principales que se discutieron en esta conferencia, así como la resolución sobre el aprovechamiento de la información de beneficiarios finales para facilitar la identificación, la recuperación y el regreso de los activos obtenidos por medio de este crimen.
Durante la 9na COSP se discutieron varias problemáticas que enfrentan los países al prevenir, investigar y sancionar este crimen. Una de las discusiones que me pareció más importante tiene que ver con el rol que juegan los registros de beneficiaros finales en la lucha contra la corrupción. Los registros de beneficiarios finales son bases de datos que informan sobre los activos que tienen personas políticamente relevantes, así como empresas e inversionistas y sus familiares para identificar sobre el paradero de estos recursos. Estas bases de datos utilizan información de distintas fuentes: de sistemas bancarios , de registros de propiedad, de registros tributarios, entre otros, para poder rastrear que una persona no lucre con su puesto político o el de otros y después intente ocultar este dinero a través de un sistema complejo de prestanombres.
Una de las resoluciones que se aprobó en la 9na COSP es sobre el tema de beneficiarios finales y señala lo que los países deben desarrollar respecto a este tema. Este tipo de registros debe generarse en todos los países para permitir una mejor investigación en casos de corrupción y una mayor facilidad para recuperar los activos robados. Lo importante de estos registros es que sirvan para terminar la impunidad en estos delitos, entendida no sólo como la sanción a los responsables, sino como la reparación del daño ocasionado. Para poder generar esto, se debe contar no sólo con el registro sino con su creación bajo estándares internacionales que permitan el compartir y comparar esta información en casos de investigación de redes trasnacionales. Además, debe existir un constante intercambio de información entre países sobre estos registros ya que usualmente se esconde este dinero en lugares distintos de su país de origen.
México estaba en proceso de generar su propio registro de beneficiarios finales, sin embargo, con el cambio de dirección en la Unidad de Inteligencia Financiera no queda claro lo que pasará con esta política pública tan importante. Ojalá no pase con este registro algo similar a lo que pasó en la COSP con la participación del gobierno de México: tan sólo un delegado de nuestro gobierno asistió y los mensajes que se dieron por parte del Secretario de la Función Pública estuvieron llenos de lugares comunes y retórica. Si realmente quieren acabar con la impunidad en corrupción, el registro de beneficiarios finales es una gran forma de empezar.