El turismo en México enfrenta una crisis de seguridad sin precedentes que Claudia Sheinbaum, como próxima presidenta del país, deberá abordar con urgencia. Desde 2019, la violencia ha escalado dramáticamente, invadiendo no solo espacios urbanos sino también destinos turísticos emblemáticos. Esta situación ha sembrado el miedo entre comunidades y visitantes, así como ha expuesto la incapacidad del gobierno para manejar eficazmente el problema, lo que ha resultado en una crisis de seguridad alarmante.

La violencia, anteriormente confinada a ciertas regiones, ahora afecta a todo el país. Destinos turísticos, que alguna vez fueron refugios seguros, se han convertido en escenarios de tragedias. Casos como el asesinato de surfistas en Baja California, ataques a turistas en Oaxaca y tiroteos en las playas de Quintana Roo son testimonios dolorosos de esta realidad. La reciente tragedia en Cancún, donde un niño de 12 años fue asesinado durante un tiroteo por disputas de carteles que arribaron por la vía marítima, una práctica ya común, subraya la gravedad de la situación. La incapacidad del gobierno actual para implementar estrategias de seguridad coherentes y la falta de coordinación entre las fuerzas del orden han dejado a ciudadanos y turistas vulnerables, haciendo imperativa una respuesta efectiva y coordinada.

Otros países han enfrentado situaciones similares pero, a diferencia de México, las han atendido con estrategias claras y efectivas que les ha permitido restaurar la seguridad y la confianza de los turistas.

En Barcelona, tras incidentes de terrorismo y robos, la policía aumentó su presencia en lugares turísticos clave con patrullas y puntos de control. México debería seguir este ejemplo en destinos como Cancún, Playa del Carmen y Tulum, implementando patrullas 24/7 para disuadir la violencia y proteger a los turistas. Aunque el reto es mayor debido a la infiltración delictiva en las fuerzas policiales, esta estrategia es crucial para mejorar la seguridad.

Londres ha utilizado una red de cámaras de CCTV para disuadir el crimen y facilitar la identificación de sospechosos. México ya cuenta con sistemas de monitoreo, pero necesita actualizar equipos, revisar su funcionamiento y asignar personal capacitado para seguir y detener delincuentes. Frecuentemente, los criminales escapan debido a fallas en los equipos o por trasladarse a otros estados.

Nueva York ha involucrado a la comunidad en sus esfuerzos de seguridad, distribuyendo folletos y utilizando aplicaciones móviles para informar a los turistas sobre áreas seguras y protocolos de emergencia. México debería lanzar campañas informativas similares y mejorar la coordinación con el sector privado para garantizar que las medidas de seguridad sean efectivas y estén unificadas,

como lo hace Dubái con su sector hotelero. Además, implementar una línea de emergencia multilingüe y proporcionar capacitación especializada en manejo de crisis y atención a turistas, como lo hace Japón, fortalecería significativamente la seguridad en los destinos turísticos del país. Además de esto, en todos los países se han reforzado acciones de contención, manejo de crisis y campañas para cambiar el imagen de los destinos, para lograr reducir el daño que estos actos puede generar. Nuestro país desfortunadamente no con cuenta con ello, eliminaron tanto a la entidad responsable de la promoción turística como del manejo de crisis, el Consejo de Promoción Turística de México.

En México se requiere implementar o en su caso actualizar estas acciones, para mejorar significativamente la seguridad en los destinos turísticos, restaurar la confianza de los visitantes y proteger uno de sus sectores económicos más vitales del país. La próxima presidenta, Claudia Sheinbaum, tiene la oportunidad y la responsabilidad de liderar este cambio, garantizando que México vuelva a ser un destino seguro y atractivo para turistas de todo el mundo, algo que ha quedado en el olvido desde hace muchos años.

Ahora, con el nombramiento de Omar García Harfuch como próximo secretario de Seguridad de México, junto con el inicio del nuevo gobierno, se tiene una oportunidad crucial para abordar la crisis de seguridad que afecta al turismo y al país y cambiar la percepción del destino. La colaboración estrecha entre Sheinbaum y García Harfuch puede sentar las bases para restaurar la confianza en México como un destino turístico seguro, implementando las mejores prácticas internacionales y adaptándolas a las necesidades específicas del país.

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