El AICM está a punto del colapso operativo y financiero, pero al Gobierno de México parece no importale, así que incrementan sus pagos de servicios aeroportuarios, como parte de su agonía.
Hace poco más de cinco años, conocimos una propuesta de campaña del entonces candidato Andrés Manuel López Obrador. De ganar la presidencia cancelaría la construcción del aeropuerto de Texcoco, NAIM. La propuesta se basó en supuestos actos de corrupción, abusos y una mala ejecución del recursos alrededor del proyecto que convertiría a México en el centro de conexión aérea más importante de toda la región.
Antes de asumir la presidencia, López Obrador anunció también el finiquito a los contratos contraídos del NAIM a cambio de obras del mismo tamaño para los empresarios afectados, así como la construcción del aeropuerto Felipe Ángeles en los terrenos de Santa Lucía, y la rehabilitación del AICM.
El 26 de abril de 2019, sin aún tener explicaciones de la cancelación del NAIM y los costos que esa decisión implicaba, el presidente de México anunció la creación de un nuevo sistema aeroportuario de nombre Grupo Aeroportuario de la CDMX (GACM), que estaría constituído por el AICM, el aeropuerto de Toluca y la base militar de Santa Lucía. Como parte de este proyecto incluirían la rehabilitación y renovación de las terminales del AICM y la creación de la nueva terminal 3.
Sin embargo, no se elaboró un proyecto real ni se invirtió presupuesto para el AICM, en lugar de eso, se les responsabilizó llevar a cabo el pago de los bonos de deuda que se tenían para financiar la construcción del nuevo aeropuerto. Un alto porcentaje de los ingresos del AICM que se obtienen de las tarifas de uso de aeropuerto (TUA) que pagamos los usuarios y también las tarifas que el aeropuerto le cobra a las aerolíneas se han usado para el pago de bonos del NAIM.
Como consecuencia, hemos sido testigos de la falta de inversión en la infraestructura y mantenimiento, lo que ha generado muy dificil la operación aeroporturia por los daños en sus edificios y pistas, inundaciones de las terminales y colapso de estructuras generando una agonía diaria de la terminal 1 y 2 del aeropuerto más imporante de México y el número uno de toda Latinoamérica por tráfico de pasajeros.
Hoy, la historia no cambia y la necesidad de obtener más recursos para sostener la viabilidad del aeropuerto para los próximos años, provocó que el AICM a cargo de Carlos Velázquez Tiscareño anunciara un aumento de más de 70 por ciento en las tarifas de aterrizaje, plataforma para embarque y desembarque de pasajeros, pernocta de aeronaves y la revisión que aplican a los pasajeros antes de ingresar a las salas de abordaje, a partir del 2024.
La Asocación de Transporte Aéreo Internacional (IATA), que lleva globalmente Willie Walsh y en México Cintya Martínez, expresó su desacuerdo con el Gobierno de México pues ocasionará un aumento en los costos de las aerolíneas que serán traladados al precio de las tarifas aéreas de pasajeros, y carga. En otras palabras, cada vez será más caro volar hacia o desde el AICM para los usuarios. En la mimsa línea también ALTA que dirige José Ricardo Botelho, y Canaero de Diana Olivares.
El AICM ya es uno de los aeropuertos cuya Tarifa de Uso de Aeropuerto (TUA) es de las más caras del mundo al ubicarse en $503 pesos nacional y $955 pesos internacional. A esto habrá que sumarle que el AICM tendrá menos ingresos en los siguientes años, como resultado de la reducción adicional de operaciones por hora para un total de 43.
Esta debilidad de recursos, la falta de definición sobre el futuro del AICM, ya sea como hub nacional e internacional, la ausencia de inversiones en infraestructura para el mantenimiento y no se diga la mejora de las instalaciones y servicios, le seguirá restato competitivad al aeropuerto. Será interesante saber que opinan los precandidatos a la presidencia y si las promesas a la industria aérea y los pasajeros son realidad o simplemente una utopía.