Le decía a un colega la semana pasada: “ya no es lo duro, sino lo tupido”, refiriéndome a lo que pasa en México con varios de los proyectos legislativos que hoy están en la agenda del Congreso de la Unión. Son todos preocupantes y ameritan un estudio particular a fondo, pero en este corto espacio le hablaré del proyecto de la que ahora se discute en parlamento abierto en la Cámara de Diputados. Y afirmar que “se discute” es un poco osado, porque fíjese que las comisiones unidas de ciencias y tecnología, y de educación, ya elaboraron el anteproyecto de dictamen en cuya página 171 se establece que “la propuesta incorpora la visión de los Centros de Estudio y las preocupaciones de la ciudadanía vertidas durante el parlamento abierto”, cuando sólo se han realizado dos de las siete sesiones a las que el .

Se trata de un proyecto que proviene de la reforma constitucional de mayo de 2019, en el cual se reconoció el derecho humano a la ciencia y se obligó al Congreso a expedir una ley general, estableciendo las bases de coordinación entre Federación, estados y municipios, lo que no está mal. El problema es el texto del proyecto, : “La propuesta de ley que elaboró el Conacyt busca la implantación de un sistema centralista e ideologizado de una ciencia de Estado, imponiendo prioridades desde el gobierno y restringiendo la libertad de investigación; para lograrlo, pretende acabar con la evaluación de pares, ejercer control total sobre los centros públicos de investigación, excluir a las universidades públicas y privadas de la definición de la política científica y dejar a la ciencia en un limbo presupuestal”.

Por su parte, la destaca que la ley viola el artículo primero constitucional al diferenciar a los investigadores y estudiantes por la institución a la que estén adscritos, no incluye mecanismos para la formación de nuevos científicos y no tiene perspectiva de género.

Todo indica que la instrucción es apresurar el proceso y votar la ley lo antes posible burlándose de la ciudadanía, de los científicos y de las instituciones que, creyendo en el proceso, han acudido y planean asistir a las sesiones de parlamento abierto. Una vergüenza. Preguntemos al diputado Javier López Casarín, del Partido Verde y presidente de la Comisión de Ciencias, ¿por qué la simulación?

LEY MINERA Y OTRAS LEYES EN PROCESO DE REFORMA

Están en puerta también reformas profundas a diversas leyes, esencialmente administrativas, que insertan la ideología estatista del gobierno de López Obrador, creando un régimen de incertidumbre para la inversión privada. por ejemplo, se propone disminuir el plazo de las concesiones de 50 a 15 años, con derecho a prórroga por una sola ocasión: estos plazos no son compatibles con la realidad económica de la minería; se establece la posibilidad de asignaciones directas a entidades paraestatales federales sin concurso, e incluye como causa de revocación de las concesiones hechos supervenientes de interés público, general o social, o que causen algún tipo de desequilibrio económico, social o ambiental o de cualquier otra índole, o sea, una total discrecionalidad. Se ve difícil el panorama legislativo.

Morena y aliados no parecen capaces de contradecir una coma de su amo. De aprobarse como fueron propuestas estas leyes, vendrán tiempos aún más complicados para la inversión y el desarrollo en México.

Abogada, presidenta de Observatel y comentarista de Radio Educación

Twitter: @soyirenelevy

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