Todo indica que el nombramiento de presidente del Instituto Federal de Telecomunicaciones será en febrero del próximo año, cuando se conozcan las listas de los candidatos a ocupar las dos vacantes que habrá en dicho momento, la que dejó Gabriel Contreras en febrero de este año y la que dejará Mario Fromow precisamente en febrero de 2021.

Dentro de una lógica normal, no hace sentido la prisa de Ricardo Monreal para que el Senado designe al presidente si el 11 de noviembre será el examen para que entren al organismo dos nuevas comisionadas (o una mujer y un hombre pues una de las convocatorias es únicamente para mujeres). Sin embargo, en política la lógica no necesariamente es la sensata. La insistencia de Monreal para que las dos terceras partes del Senado coincidan en un nombre puede ser explicada por dos situaciones:

1) El actual interino ha sufrido un desgaste importante a raíz de la pérdida de confianza en él, lo que le restó credibilidad y margen de maniobra dentro y fuera del instituto. De otra forma no se explica la prisa de Monreal, ¿para qué apresurar el nombramiento de un presidente si quien se quiere nombrar es el que actualmente ocupa ya la presidencia?

2) Ahora bien, la prisa por designar presidente puede explicarse por la llegada de las dos nuevas personas a comisionados en los próximos meses que pudiera alterar el escenario actual de tal suerte que, si de entre ellos hay alguna o alguno que tenga simpatías con algún grupo de la 4T distinto al de Monreal, su margen de maniobra para impulsar a un candidato en específico disminuiría notablemente.

Y aunque tampoco la oposición apoya a Cuevas, las divisiones al interior de Morena en este tema fueron claras: mientras de presidencia se impulsó a Ramiro Camacho (que es el único comisionado que ha designado el Presidente López Obrador), otra parte de Morena insistió en Cuevas a quien yo ya descartaría como posible presidente formal del IFT en el futuro, no sólo porque no veo cómo logre las dos terceras partes necesarias, sino también porque en febrero de 2021 ya sólo le restaría un año de estancia en el organismo, cuando la presidencia es por cuatro años.

Y a todo esto, ¿por qué es tan importante el tema? En esto se juega la defensa de la autonomía de la institución, la interlocución con la industria, la continuidad de las políticas que iniciaron en 2013 y que, aún cuando tienen muchísima oportunidad de mejora, un borrón y cuenta nueva, como está sucediendo en muchos sectores, no es recomendable.

Así que en medio de grillas parece ser que la propia Presidencia pidió que se mandara este tema a febrero, probablemente exista alguien que impulsen para una o ambas sillas de comisionado, solo falta que sean sobresalientes en el examen.

En la sobremesa

El viernes pasado le platicaba del declive en el que se encuentra el Sistema Nacional Anticorrupción y que el 8 de febrero de 2021 concluirá el encargo de la actual presidenta del SNA, con lo que sólo quedarían dos de cinco integrantes del Comité de Participación Ciudadana.

Sin embargo, el viernes pasado presentó su renuncia al CPC el que sería el próximo presidente, Alfonso Hernández. Gran colega, chambeador y conciliador, pierde el sistema un gran elemento. Con esto, en mi opinión, se da la estocada final al SNA como lo conocimos. Aquí se va pues otra institución que se creó en un contexto que dejó de estar vigente desde julio de 2018. Hoy, 2 de noviembre, decimos RIP al SNA.

*Presidenta de Observatel y profesora de la Universidad Iberoamericana en México. Este artículo refleja la posición personal de la autora. 

Twitter: @soyirenelevy

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