Carla es historiadora, hace 24 años que trabaja para el Poder Judicial, ella es parte del personal operativo y se encarga del archivo histórico de la Casa de la Cultura Jurídica de Guadalajara. Hace 15 años dio a luz unas gemelitas en el hospital Valentín Gómez Farías del ISSSTE, en Zapopan. Por desgracia sus hijas eran prematuras cuando nacieron; una falleció a los siete días y, Alondra, que pesó apenas 680 gramos, sobrevivió. Sin embargo, padece parálisis cerebral, cuadriparesia espástica, epilepsia, etcétera. El salario de Carla es de 17 mil pesos mensuales y es el único ingreso del hogar porque, como me platicó, su marido tuvo que dejar de trabajar ya que su hija requiere de cuidados permanentes.

—Alondra necesita muchísimos medicamentos y terapias, la atienden en la clínica del ISSSTE, pero muchas veces no tienen las medicinas que ella necesita, como el baclofeno, que es un relajante muscular que no está en el cuadro de medicamentos, entonces tenemos que pagarlo nosotros y cuesta alrededor de 2 mil pesos al mes. Gracias a dios, el fideicomiso de prestaciones médicas complementarias del Poder Judicial nos ayuda con eso y otros gastos como pañales, silla de ruedas o los anticonvulsivos, que no nos cubre el ISSSTE.

Este fideicomiso aporta a Carla entre 130 mil y 150 mil pesos anuales, cantidad que ella no podrá cubrir con su salario en caso de que se suspenda esta ayuda. Me explicó cómo funciona el proceso: ella programa anualmente y con anticipación los gastos médicos que requerirá Alondra, y todo tiene que comprobarlo con facturas; cuando consigue los medicamentos en el ISSSTE, entonces le reembolsa el dinero al fideicomiso.

—¿Qué piensas de que el presidente Andrés Manuel López Obrador y los legisladores de Morena quieren desaparecer estos fideicomisos?

—Creo que se están equivocando, no todo es como parece, somos personas con necesidades que vivimos situaciones complicadas, trabajamos al servicio del Estado, y yo estoy orgullosa de ello. Pero luego llego a casa y tengo un segundo trabajo: soy cuidadora de mi hija, que tiene derecho a la salud y a la vida. A mí me va a perjudicar mucho si los cancelan, tendré incluso que recortar gastos en alimentos. Ellos no nos están viendo a todos, solo miran a algunos y a partir de eso toman decisiones.

Isabel trabajó más de 40 años en la Corte como secretaria. Ahora, además de su jubilación, recibe 5 mil pesos al mes de apoyo del fideicomiso de prestaciones complementarias para personal operativo del Poder Judicial. Lo utiliza para pagar un seguro de gastos médicos privado que no quiere suspender porque no consigue citas en el ISSSTE con menos de tres meses de anticipación. Isabel padece del corazón y tiene discapacidad en una pierna: “no quiero dejar de pagar el seguro porque tengo cuatro siniestros abiertos, significaría perder todo lo que ya me cubren y, sin lo del fideicomiso, no me alcanza”.

—Me enteré en la mañana—me dijo llorando— y no me cabe en la cabeza qué es lo que está pasando, no voltean hacia abajo, yo he tenido la posibilidad de medio salir adelante, y con esto me cortan un pedazo de mis alas.

Alondra, Isabel y Carla han pasado muchas horas en los hospitales. Ninguna de ellas acudió para hacerse una cirugía plástica de la nariz, como acusa el frívolo comentario que AMLO vomitó en su conferencia del viernes por la mañana a propósito del tema. Así que, cuando escuche usted hablar de los fideicomisos del Poder Judicial, esos fideicomisos se llaman Alondra, Isabel, Carla, Roberto, María Luisa, Gonzalo, César, Susana, Ximena…

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