Gustavo Sosa Núñez

Recientemente se hizo público el 4º Informe Nacional Voluntario México 2024 para mostrar los avances que México ha tenido en torno a la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Este suceso permite reflexionar sobre el contexto en el cual se encuentra lo que la Organización de las Naciones Unidas describe como un “plan de acción a favor de las personas, el planeta y la prosperidad, que también tiene la intención de fortalecer la paz universal y el acceso a la justicia” (ONU, 2015).

De inicio, es necesario recordar que la Agenda 2030 surge en 2015 para dar continuidad a los Objetivos de Desarrollo del Milenio (2000-2015), los cuales quedaron a deber en términos de implementación y alcance temático. Ya considerando el carácter “sostenible” en la Agenda 2030, ésta ha ampliado el horizonte de la idoneidad del proceder humano al incluir más asuntos, agrupados en 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

La nobleza y la idoneidad de lo expuesto en la Resolución A/RES/70/1 de la ONU que dio origen a la Agenda 2030 no ha permeado cuando se trata de incorporarla eficazmente a las políticas públicas de los distintos niveles de gobierno (nacional, estatal/provincial, y local) de cada país. Por supuesto, tomadores de decisiones han adoptado el discurso y se hace mención de la agenda en diversas leyes, planes y programas de trabajo; pero su implementación en la cotidianidad dista de ser la oportuna y necesaria.

Por supuesto que cada país, así como sus regiones al interior, tiene diferentes características, perspectivas e idiosincrasias que inciden en la manera en la que aborda cada uno de los diversos temas que comprende la Agenda 2030; y por eso es lógico que cada gobierno nacional decida sobre la mejor manera en cómo lleva a cabo su proceso de política pública, coadyuvando con las instancias estatales/provinciales y locales, y contando con la participación de la ciudadanía.

Sin embargo, los avances son magros, y se requiere más esfuerzo, inversión y cambio sistemático. El Informe Mundial sobre Desarrollo Sostenible de 2023 señala que la implementación y el cumplimiento de la Agenda 2030 son débiles, y que la acción colectiva acelerada es fundamental para lograr la transformación esperada, y esto será posible con políticas públicas ambiciosas que incentiven los cambios necesarios (ONU, 2023). En la misma tesitura, la Red de Soluciones para el Desarrollo Sostenible (SDSN, por sus sigas en inglés) detalla en el Reporte de Desarrollo Sostenible 2024 que a nivel global solo el 16% de las metas de los ODS van en camino de cumplirse, que del otro 84% las más preocupantes son las vinculadas a la alimentación y la tierra, y que la inversión es urgente, así como la cooperación global (Sachs, Lafortune y Fuller, 2024).

En el reporte de SDSN, México aparece con retos mayúsculos y significantes en todos los ODS, aun cuando existe un trabajo importante en términos institucionales, legales y programáticos que denotan la importancia que la Agenda 2030 tiene para el país y sus diversos sectores. Los trabajos hechos son de diversa índole e incluyen, de manera enunciativa más no limitativa, la creación del Consejo Nacional de la Agenda 2030 y su Secretariado Ejecutivo, la Estrategia Nacional para la Implementación de la Agenda 2030, las reformas a distintas leyes de carácter federal para incluir específicos ODS, la conformación de Comisiones Especiales y Mecanismos Formales de Seguimiento a la Implementación de la Agenda 2030 en el Congreso Federal y los congresos locales, los Organismos de Seguimiento e Implementación (OSI), la Guía para la Elaboración de Planes Municipales de Desarrollo con el enfoque de la Agenda 2030, y las consultas a organizaciones de la sociedad civil, academia y SDSN México.

Entonces, se aprecia que el trabajo es vasto; pero esto no se refleja en los resultados mixtos (avances y retos) que se observan en los Informes Nacionales Voluntarios, aun cuando se contextualizan y matizan los hallazgos y se ensalzan los logros. La demostración de casos de éxito abona a crear la percepción de que se camina en la dirección correcta, pero no permiten generalizar avances. Las metas de los ODS y sus respectivos indicadores requieren vincularse con la cotidianidad, y ahí existe un problema metodológico que proviene desde Naciones Unidas.

Es común observar que se busca “aterrizar” la Agenda 2030 a la ciudadanía, con la intención de sensibilizarla a través de la identificación de acciones individuales cotidianas que pueden contribuir a la consecución de la Agenda, pero solo si se dan de manera agregada; lo que presupone que el ciudadano, a título individual, carga con mayor responsabilidad que otros actores o grupos de actores que podrían tener una incidencia más expedita. Ante esto, queda preguntarse sobre la manera en la que pueden y deben reportarse esas acciones individuales para contribuir a la consecución de las metas de los ODS, considerando los indicadores desarrollados tanto en el seno de la ONU como a nivel nacional.

Por si esto fuera poco, la consecución de metas de los distintos ODS no necesariamente significa que se vayan a lograr. Por ejemplo, alcanzar la meta 13.2 – correspondiente a la integración de medidas contra el cambio climático en políticas, estrategias, y planes nacionales, y cuyo indicador 13.2.1 refiere al número de países que lo han hecho – no necesariamente incide en el combate real al cambio climático, que es el tema del ODS 13.

Ante el galimatías existente al momento, queda preguntarse ¿cuáles son las perspectivas a futuro? Se tiene que evaluar la manera en que las actividades individuales y cotidianas contribuyen a los 17 ODS; quitarle el contexto “etéreo” a la Agenda 2030 y que la ciudadanía pueda observar que su contribución, por minúscula que sea, contribuye a la intención de mejorar el planeta y las condiciones actuales de la especie humana. No obstante, debido a que ya estamos en 2024, podemos ir pensando en que este tema de implementación y evaluación puede ser incluido en una próxima “Agenda 2050 para la supervivencia humana”.

Referencias:

ONU [Organización de las Naciones Unidas]. (2015). La Asamblea General adopta la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Disponible en:

ONU [Organización de las Naciones Unidas]. (2023). Global Sustainable Development Report 2023. Times of Crisis, Times of Change. Science for Accelerating Transformations to Sustainable Development. New York: United Nations.

Sachs, J. D., Lafortune, G. y Fuller, G. (2024). Sustainable Development Report 2024. The SDGs and the UN Summit of the Future. SDSN. Dublin: Dublin University Press.

Instituto Mora
Instituto Mora

Gustavo Sosa Núñez es Profesor-Investigador en el Instituto Mora. Doctor en Ciencia Política y Maestro en Relaciones Internacionales por la Universidad de East Anglia. Realizó una estancia posdoctoral en la FCPyS de la UNAM. Miembro del Sistema Nacional de Investigadoras e Investigadores, nivel II. Sus intereses de investigación refieren al enfoque ambiental de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, y la política de cambio climático en México, a escala regional e internacional.

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