A finales de 2021, el ITF publicó una serie de recomendaciones sobre inversión de impacto. Pero ¿por qué debería a México importarle lo que diga este organismo?
Empecemos por el principio. El Impact Taskforce (ITF) es un órgano independiente creado por el G7, cuya presidencia actualmente está en manos del Reino Unido. El ITF pretende mostrar que el capital privado puede ser usado de maneras más efectivas para alcanzar un mayor y mejor impacto social y ambiental positivo e inclusivo. Para ello reúne a personajes del mundo de los negocios, la inversión, las políticas públicas y el sector social, bajo un compromiso de transparencia, armonización e integridad en la inversión de impactoi.
El G7 está conformado por Estados Unidos, Gran Bretaña, Italia, Francia, Alemania, Japón y Canadáii. El G20 es una extensión de este grupo e incluye al resto de las economías en desarrollo más importantes del mundo, de las cuales México es parteiii. Esto tiene más implicaciones que sólo ser reconocido como país miembro, significa tomar parte en el liderazgo mundial y mantenerse a la vanguardia siendo uno de los pocos países que representa a Latinoamérica en dicho grupo. Esto no es casualidad, México tiene un gran alcance en la región y un poder de mercado sumamente importante.
En términos más simples, pertenecer al G20 nos coloca como país en el panorama mundial, nos hace parte del diálogo en cuanto a política económica y financiera a nivel internacional y nos muestra al resto del mundo como una economía emergente capaz de recibir inversión extranjera.
Volviendo al asunto, el ITF propone a nivel global poner en marcha una serie de elementos que promuevan la inversión de impacto y el uso de instrumentos financieros innovadores considerando lo siguienteiv:
- Hacer mandatoria la contabilidad de impacto
- Apoyar los esfuerzos del Consejo de Normas Internacionales de Información Financiera (IFRS, por sus siglas en inglés), particularmente en lo referente a estándares de sustentabilidad
- Aumentar la oferta de vehículos de inversión
- Impulsar la alineación entre agentes públicos y privados
Estas recomendaciones, por muy sencillas que parezcan, para nada lo son. Se necesita un diálogo profundo entre el sector público y el sector privado y se requieren de acuerdos entre asociaciones de empresarios, cámaras de comercio, colegios de contadores, etc. además de una activa participación de las autoridades del sistema financiero y sus demás actores. En pocas palabras; política pública.
Entonces, ¿por qué deberían importarnos –como país– las recomendaciones del ITF?
Considerando la magnitud de la economía mexicana, nuestro país debe ser un ejemplo para el resto de las economías latinoamericanas y demostrar que avanzamos en temas financieros innovadores. Esto ayuda a mantener la confianza de los inversionistas y el liderazgo en la región. Por otro lado –y quizás el más importante– seguir las recomendaciones abre la puerta a nuevas inversiones en el sector de impacto que no solo benefician al país en términos de flujo de capital, éstas benefician a numerosos proyectos y emprendedores con iniciativas que generan un cambio positivo en la sociedad y el medio ambiente.
Las recomendaciones son las mismas para todos los países, lo que significa que pueden ser aplicadas en cualquier región del mundo, con la pertinente adaptación al contexto económico, político y social que supondría implementarlas a nivel local. México no puede ser la excepción.
Es necesario abandonar el pensamiento de que el sector privado es un ente maligno y transitar hacia un pensamiento integral donde podamos entender que la sustentabilidad se debe construir y alcanzar con la participación de todos y para todos o simplemente no se alcanzará. Contar con la participación de empresas y empresarios –de todos los tamaños–, así como inversionistas, es tan necesario como contar con el gobierno, la academia y las organizaciones de la sociedad civil.
A medida que se puedan implementar las recomendaciones del ITF, se abrirán las puertas a inversionistas de impacto que creen en el retorno financiero tanto como en el impacto social y ambiental positivo y que están dispuestos a financiar las iniciativas de empresas y emprendedores sociales. En un país como el nuestro, con una enorme diversidad de problemas de urgente resolución, la inversión de impacto es el combustible que se necesita para alcanzar la sostenibilidad.
La gran pregunta que le da título a esta opinión no debe responderse desde nuestra perspectiva como el país que somos, sino como el que buscamos ser. Debemos mostrarnos como un país –con problemas, si– pero abiertos a la innovación y dispuestos a cambiar el rumbo de las inversiones y los negocios hacia un modelo económico más incluyente para todos.
ii Rusia comenzó a formar parte de este grupo en 1994 por lo que pasó de llamarse G7 a G8, sin embargo, debido al conflicto por la anexión de Crimea, se votó por su salida del G8, regresando a su nombre original de G7: https://www.bbc.com/mundo/noticias/2014/03/140324_g7_nueva_guerra_fria_ng
iii El G20 está compuesto por el G7 + Argentina, Australia, Brasil, China, India, México, Rusia, Arabia Saudita, Sudáfrica, Corea del Sur y Turquía: http://ieie.itam.mx/preguntas.html
iv Para efectos de esta publicación se han simplificado al máximo las recomendaciones. Para leer todas las recomendaciones y el reporte completo del ITF consultar: https://www.impact-taskforce.com/reports/