Los emojis de una píldora, un trébol, un cohete y un corazón azul pueden no decirle mucho a los padres de Mario, un joven de apenas 18 años, pero para la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA), son un riesgo que puede significar el comercio ilícito de drogas como el fentanilo a través de redes sociales. Se calcula que, en 2020, solamente en ese país, ocurrieron más de 55 mil muertes vinculadas a la sobredosis de opioides sintéticos como el fentanilo.
Pero este fenómeno no está lejos de la realidad latinoamericana. El informe de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, titulado “El tráfico en línea de drogas sintéticas y opioides sintéticos en América Latina y el Caribe”, da cuenta de esta situación en nuestra región y cómo es que el modelo tradicional de tráfico de drogas ha ido evolucionando.
Este informe analiza la problemática dividiéndola en las fases de: producción, transporte, venta y entrega. Resalta que, si bien se podría pensar que solamente la fase de la venta está vinculada al mundo en línea, también las otras partes lo están. Por ejemplo, para la producción, las redes sociales facilitan la compra/venta de precursores para las drogas sintéticas; para el transporte y la entrega, existen foros en los que se intercambian información sobre cómo empacar el producto para ser enviado y se recomiendan técnicas de ocultación. Mientras que la fase con mayor alcance en línea es la venta.
La venta de drogas por internet ya sea por la darknet (una serie de sitios web a los que solo se puede entrar a través de exploradores especiales) o por redes sociales abiertas o con encriptación, es la de mayor auge en el mundo en línea. Del 100% de las drogas en venta en mercados ilícitos de la darknet con origen en América Latina y el Caribe, el 45% tiene su origen en México y casi un 15% en Colombia.
Con este panorama, se vuelve fundamental que el Gobierno de México realicé las siguientes acciones: 1) definir una estrategia integral para prevenir la venta de drogas en línea; 2) mejorar la coordinación interinstitucional entre las agencias de seguridad y justicia para combatir este delito, y 3) generar alianzas estratégicas con el sector privado para mejorar las investigaciones.
Sobre el primer punto, la prevención se tiene que dar combatiendo tanto la oferta como la demanda de drogas en línea. Es importante que las estrategias de seguridad contemplen todas las fases antes mencionadas y no solamente busquen hacerles frente a los vendedores que por lo general pueden ser el último eslabón de la cadena. Por otro lado, las estrategias de prevención se tienen que implementar desde un enfoque holístico, que incluya a todos los miembros de la comunidad y campañas de concientización.
En cuanto al segundo, se tiene que en México la autoridad central para ver el tema de tráfico de drogas sería el gobierno federal, por lo que el área de policía cibernética de la Guardia Nacional debería de estar al tanto de la prevención y vigilancia. No obstante, en su informe de ciberinvestigaciones llevadas a cabo en 2020, no reporta ninguna sobre venta ilícito de drogas. También resulta importante incluir a las autoridades locales, quienes son las que conocen de mejor manera el panorama delictivo en sus comunidades. Pero, al momento de analizar, se observa una falta de homologación entre las policías cibernéticas estatales, ya que existen 26 unidades cibernéticas que dependen de las policías estatales y el resto depende de las fiscalías locales, lo que puede complicar los mecanismos para compartir información, protección a víctimas o judicializar los casos.
Finalmente, sobre el tercer punto, resulta trascendental que tanto las agencias de gobierno como las empresas entiendan cómo pueden beneficiarse si cooperan entre ellas. Por un lado, las policías cibernéticas deben de entender cómo utilizar el alcance que tienen las solicitudes de información que pueden hacer a las empresas, sin violar las libertades de los usuarios. Mientras que, por el otro lado, las empresas como Meta (Facebook, WhatsApp e Instagram), Telegram, TikTok, y Google, deben de contar con áreas de seguridad y vinculación con agencias de seguridad que brinden respuestas efectivas y eficaces para hacerle frente a los mercados ilegales en línea.
Como se observa, el tráfico de drogas en línea tiene varias aristas que se requieren analizar de manera integral, con un enfoque de responsabilidad compartida entre toda la sociedad, para lograr resultados contundentes y con sostenibilidad, para que al final el ciberespacio sea un lugar seguro para todas las personas.
Fuentes: Emojis para venta de drogas https://bit.ly/emojisdrogas
Reporte: “El tráfico en línea de drogas sintéticas y opioides sintéticos en América Latina y el Caribe” https://bit.ly/drogasenlinea
Ciberinvestigaciones de la Guardia Nacional https://bit.ly/ciberinvestigacionesGN
Autor
Mauricio Bastién es especialista en temas de seguridad y tecnología. Actualmente es Investigador Técnico Senior para temas de Cibercrímenes y Gobernanza Digital con Development Alternatives Inc. (DAI) y la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID). Colabora en el proyecto de Análisis Prospectivo de Riesgos del Laboratorio de Investigación Aplicada para Inteligencia y Seguridad de la Universidad de Maryland. Anteriormente trabajó con el Centro de Seguridad y Tecnología Emergente de la Universidad de Georgetown. En el Gobierno de México trabajó en la Secretaría de Relaciones Exteriores y la Secretaría de Gobernación. Asimismo, se ha desempeñado como consultor en temas de seguridad en el Banco Interamericano de Desarrollo en Washington DC. Ha sido profesor en el Centro de Investigación y Docencia Económicas, el Instituto Mora y la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Es licenciado en Relaciones Internacionales por la UNAM y maestro en Derecho Internacional Público por la Universidad de Leiden. Es asociado del Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales.
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