Desde sus inicios, el actual Gobierno estableció el regreso a la observancia de los principios diplomáticos plasmados en el artículo 89, fracción X, de la Constitución como su principal planteamiento de política exterior. Cabe señalar que los ocho principios diplomáticos constitucionales recogen el contenido de la Doctrina Juárez, Carranza y Estrada, así como las adiciones realizadas durante el Gobierno de Vicente Fox. La forma en que se han construido estos principios presenta una aparente tensión entre algunos de ellos, en específico entre los referentes a la autodeterminación de los pueblos y la no intervención con el relativo al respeto, la protección y promoción de los derechos humanos. Debido a esto, cada Administración en turno ha puesto mayor énfasis a algún principio de política exterior en detrimento de otros. Entonces, cuando Obrador y Ebrard sostienen que la diplomacia volverá a apegarse a dichos principios ¿a cuáles se refieren? ¿A todos?
De entrada, se ha buscado apegarse al respeto de la autodeterminación de los pueblos y la no intervención de México en sus asuntos. Sin embargo, algunos críticos han interpretado erróneamente que el asilo a Evo Morales, y otras medidas, contradice dichos principios, confundiendo a la protección de los derechos humanos con un posicionamiento del Gobierno en la crisis política interna de dicho país. Esta condena a dicho asilo manifiesta que la diplomacia nacional está apoyando a alguno de los grupos en disputa. Revisemos a quiénes ha asilado y protegido el Gobierno mexicano.
El 14 de mayo de 2019, México recibió en su embajada en Caracas, al diputado opositor a Maduro, Franco Manuel Casella Lovaton, presidente de la Subcomisión de Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario, para brindarle protección y resguardo. El 12 de octubre del año pasado, el Gobierno hospedó en su representación en Quito, a Gabriela Rivadeneira, asambleísta nacional de dicho país y correista, para los mismos fines que el caso venezolano. Dos días después, la misma embajada recibió a más opositores al régimen ecuatoriano actual: Luis Fernando Molina, asambleísta alterno nacional; Soledad Buendía, asambleísta nacional; Carlos Viteri, asambleísta nacional; así como a sus cónyuges. Posteriormente, llegaron a México 10 ciudadanos bolivianos para recibir asilo diplomático, entre ellos se encontraban: Evo Morales, Gabriela Montaño, quien se desempeñaba como ministra de Salud, además de Álvaro García, quien ocupara el cargo de vicepresidente. Hace unos días, el 2 de febrero de este año, llegaron a territorio nacional dos ex funcionarios moralistas más: Félix César Navarro Miranda, exministro de Minería y Metalurgia, y Pedro Damián Dorado López, ex viceministro de Desarrollo Rural y Tierras. Finalmente, el ex secretario de Relaciones Exteriores de Correa, Ricardo Patiño, llegó a México en abril de 2019 para solicitar refugio por razones políticas ante COMAR, que forma parte de la Secretaría de Gobernación, y le fue reconocida dicha condición en septiembre del año pasado. De acuerdo con la Ley sobre Refugiados, Protección Complementaria y Asilo Político, Gobernación se encarga de tramitar las solicitudes de refugio y Relaciones Exteriores las de asilo y protección internacional.
En suma, lo que todos los personajes anteriores tienen en común es que son opositores a los regímenes de sus países y, por consiguiente, dichos gobiernos los persiguen u hostilizan. Se podría decir que entre ellos se encuentran tanto perseguidos de derecha como de izquierda. Por otra parte, según cancillería, en el sexenio anterior dicha dependencia no otorgó asilo ni protección complementaria a ningún extranjero, por lo que la actual Administración ha superado en 100% al Gobierno de Peña Nieto en dicho rubro. Esto evidencia que la cancillería tiene una nueva política de asilo y su finalidad precisamente es observar el principio constitucional de respeto, la protección y promoción de los derechos humanos. A la cual se han sumado esfuerzos de esa institución por hacer valer los derechos humanos fuera del territorio nacional, al permitir que en los consulados de México se puedan unir en matrimonio a personas del mismo sexo. Este es un ejemplo de cómo se opera una estrategia para atender una instrucción o política del Ejecutivo. La cancillería de Ebrard ha encontrado diversos mecanismos para apegarse a los principios constitucionales de política exterior y, por el momento, pareciera que ha potencializado el asilo y protección internacional para finalmente atender el principio de defensa de los derechos humanos sin inmiscuirse en la política interna de otros países. Anteriormente, nuestro país pretendía hacer valer ese principio respaldando declaraciones o grupos de observación internacionales que parecían injerencistas.
Si aparentemente Ebrard ha encontrado la fórmula de la ecuación en este tema, por qué no mostrar más claramente este aporte a la política exterior mexicana. Es decir, se podría estar de frente a un corolario de los principios diplomáticos mexicanos o si se pretendiera a una nueva doctrina de política exterior en materia de derechos humanos. El canciller y su equipo sólo tendrían que articular esta visión en un discurso que sea enunciado en un gran foro nacional o internacional, como ha sucedido con la mayoría de las doctrinas mexicanas mencionadas en el primer párrafo. En caso de que el asilo y la protección internacional siga siendo consistente en este gobierno, estaríamos frente a un proceso similar ocurrido durante el Cardenismo, en el que hubo una gran apertura y recepción para el asilo, español sobre todo, pero a la par una política migratoria general muy restrictiva, tal y como lo han señalado algunos estudiosos como Pablo Yankelevich en su nuevo libro Los otros: raza, normas y corrupción en la gestión de la extranjería en México, 1900-1950.
Licenciado en Relaciones Internacionales por la UNAM, donde fue Consejero Universitario, y maestro en Historia Moderna y Contemporánea por el Instituto Mora. Actualmente es profesor en la carrera de Relaciones Internacionales, en la UNAM y realiza el Doctorado en Historia por la UNAM. Twitter: @Erikdelangel