Por: Fausta Gantús
Hoy a las mujeres nos quitan la calma
Nos sembraron miedo, nos crecieron alas.
Canción sin miedo, Vivir Quintana
Es marzo, es obligado el tema: mujeres, feminicidios, violencia de género, manifestaciones, marchas… Contra el olvido, las voces que no callan; contra el discurso oficial, las cifras y estadísticas; contra las vallas, la imaginación dolida que libera y reivindica. Mientras escribo este artículo han dado inició ya las actividades de esta jornada 2022 de lucha y resistencia de las mujeres y también las acciones de los gobiernos federal y de la Ciudad de México para intentar deslegitimar e invisibilizar el movimiento feminista.
2018
En el discurso del 1 de julio de 2018, pronunciado en el zócalo de la Ciudad de México con motivo del triunfo electoral, Andrés Manuel López Obrador no mencionó ni una sola vez a las mujeres. En su discurso de toma de protesta como presidente, pronunciado ante el Congreso de la Unión el 1 de diciembre de ese mismo año, sólo una vez usó el término mujer y una el de feminicidio, ambas en el marco de enlistados respecto de asuntos más generales.
Claudia Sheinbaum, en su toma de protesta del 5 de diciembre, se refirió en 5 ocasiones a las mujeres y hasta tocó el tema de la violencia de género y los feminicidios: “Como primera mujer electa Jefa de Gobierno, vamos a trabajar con mucha energía para erradicar la violencia de género, hacer justicia en el caso de los feminicidios y promover la autonomía económica de las mujeres”.
Saldo diciembre 2018: 25,274 llamadas de mujeres denunciado violencia de pareja y 14,817 por incidentes de violencia en su contra; 4,507 víctimas de lesiones dolosas y 1,225 de lesiones culposas; 395 llamadas denunciando acoso u hostigamiento sexual y 364 por abuso sexual; 280 víctimas de homicidio doloso; 268 llamadas por violación; 256 homicidios culposos; 73 feminicidios; 66 víctimas de corrupción de menores; 37 secuestros; 12 víctimas de trata de personas
2019
El gobierno federal suspende el subsidio para la Red Nacional de Refugios para mujeres víctimas de violencia. Voces como las de Martha Tagle o Lydia Cacho reprobaron la medida señalando cómo esta decisión condenaba al maltrato y, en muchos casos, a la muerte a cientos de mujeres. Escudados en la supuesta corrupción que prevalecía en ellas, también retiraron el subsidio a las Estancias Infantiles para Madres Trabajadoras. Las mujeres más pobres y con el peso del trabajo fuera y dentro de casa, eran las más perjudicadas con esta medida.
En la conferencia matutina del viernes 8 de marzo sólo se hizo referencia al Día Internacional de las Mujeres y la situación de estas en México a pregunta expresa de un periodista sobre los feminicidios en Ecatepec. El presidente entonces habló de “garantizar la igualdad entre hombres y mujeres, que se respete a las mujeres, que se les proteja, que se detengan los asesinatos de mujeres, el maltrato.” Está claro, el presidente no entiende qué es el feminismo. El lunes 10 no hubo en su presentación ninguna alusión a las mujeres ni a la marcha, todo estuvo enfocado en sus 100 días de gobierno.
En agosto, tras una marcha de protesta realizada el día 12, motivada por la denuncia de una joven que había sido violada por cuatro policías de la Ciudad de México y la falta de respuesta de las autoridades, ante algunos incidentes ocurridos durante la misma la jefa de gobierno declaró, entre otras cosas, que se trataba de “una provocación; querían que el gobierno utilizará métodos violentos, igual que los que ellos usaron y nosotros por ningún motivo vamos a caer en provocaciones” y señaló que se abrirían carpetas de averiguaciones. ¿Cuáles fueron esos, aparentemente, terribles actos de “provocación”? Lanzar brillantina a un funcionario, pintar grafitis en bardas y edificios y, finalmente, el único realmente violento: romper un cristal de la puerta de la Procuraduría. Claro, de unas puertas que se cerraron para impedir su acceso al procurador.
Saldo 2019: 3,874 mujeres asesinadas: 966 víctimas de feminicidio; 2,908 homicidios dolosos 51,146 carpetas de investigación reportadas por la SNSP por delitos contra la seguridad y la libertad sexual (19.14% más que en 2018). 23,032 de ellas fueron por abuso sexual
2020
En mayo, activistas denuncian la negligencia gubernamental para atender problemáticas relativas a las mujeres. Precisaban que tras año y medio los planes sexenales con respecto al Programa Nacional por una Vida sin Violencia y el de Igualdad entre Mujeres y Hombres no habían sido publicados.
“Miren, no quiero que el tema sea nada más lo del feminicidio, ya está muy claro. Se ha manipulado mucho sobre este asunto en los medios […] campañas de difamación, así de claro, de distorsión, información falsa. Este es el caso”, señalaba enojado el presidente López Obrador a las/los periodistas en su conferencia del 10 de febrero.
En ese año, a pesar del temor que empezaba a cobrar fuerza por la pandemia de covid 19 que se extendía por el mundo y había llegado ya a México, se convocó a una marcha para el domingo 8 de marzo y a un paro nacional el lunes 9. En la conferencia del día 6 de marzo un periodista preguntó a AMLO: “¿Se considera feminista?” a lo que él respondió: “Yo me considero humanista [y tras una enredada y confusa peroración concluyó] Entonces, yo considero que lo fundamental es el humanismo, ese es mi punto de vista.” Quedaba pues claro que no, que el presidente de México no es feminista. Y es cierto, no lo es, ni lo sería, aunque todo su gabinete estuviera integrado por mujeres, porque el feminismo no se mide sólo por la equidad de género.
Dos días más tarde, durante el paro nacional de mujeres, en su conferencia matutina expresó su “opinión” sobre el tema, entre sus comentarios señaló: “Este movimiento tiene varias aristas […] pero hay otra vertiente de quienes están en contra nuestra y lo que quieren es que fracase el gobierno y sobre todo que no pueda consumarse la Cuarta Transformación de la vida pública del país, es el conservadurismo disfrazado de feminismo o de lo que resulte”. Como es posible leer entre líneas el presidente no sólo no es feminista, sino que descalifica, rechaza y repudia al feminismo, porque no lo puede someter ni controlar y él detesta toda actitud, pensamiento y acción independiente. Parece que más aún si vienen de una mujer.
El 28 de septiembre cientos de mujeres realizaron una marcha para exigir la legalización del aborto. Frente a algunos supuestos connatos de violencia mujeres policías encapsularon a las manifestantes con vallas de seguridad. Al respecto Sheinbaum precisó que “no hubo represión, lo único que hubo fueron mujeres policías que contuvieron a un grupo de mujeres que con estos lenguajes querían entrar al Zócalo de la ciudad”.
Saldo 2020: 3,743 mujeres asesinadas: 969 víctimas de feminicidio; 2,774 homicidios dolosos; 5 millones de mujeres, entre julio y diciembre, fueron víctimas de delitos sexuales y/o acoso callejero; 20,431 mujeres, niñas y adolescentes desaparecieron entre el 1 de diciembre de 2018 y el 31 de diciembre de 2020
2021
En la conferencia matutina del 8 de marzo de 2021 celebrada en Palacio Nacional, López Obrador abría diciendo: “Pues vamos a iniciar la semana en este día especial, que se conmemora un aniversario más del día dedicado a las mujeres, pero sobre todo a la lucha de las mujeres por la igualdad. No es para felicitar, sino para refrendar el compromiso de todos en favor de la igualdad en favor de las mujeres”. Junto a él un nutrido grupo de poco más de 20 mujeres, muchas de ellas funcionarias, posan en una especie de semicírculo cuyo centro es el presidente. Entre las mujeres que se prestan a la farsa y la simulación, no olvidemos sus nombres, están la secretaria de gobernación Olga Sánchez Cordero; la presidenta del Instituto Nacional de las Mujeres, Nadine Gasman; la titular de la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las mujeres, Fabiola Alanís.
Mientras, dentro de Palacio Nacional, el presidente y sus aliadas conmemoran el Día Internacional de las Mujeres y AMLO señala que “nuestro gobierno no va a desatar nunca la represión, nunca se va a reprimir al pueblo de México […]” afuera se extiende una larga valla metálica, un muro en realidad, que aísla y protege al primer mandatario de la marcha feminista. A ese muro del oprobio, que signa el desprecio, y quizá el temor, del gobierno ante las mujeres, se referiría el presidente diciendo “se puso una valla para evitar la violencia, para que no haya actos de violencia y no queremos que se lastime, se dañe a nadie, no queremos heridos, no queremos que nadie se afecte, tenemos que cuidar a las mujeres.”
Ante ese no las veo, no las oigo –“no las topo” dirían los jóvenes– las mujeres se apropiaron del muro de la ignominia y lo transformaron en un memorial, en un homenaje a las mujeres víctimas de violencia de género, de desaparición forzada o de feminicidio, en el muro de la denuncia y la exigencia de justicia. Y, provocadoras y “violentas”, como quiere hacerlas parecer el gobierno federal –“Tenemos que cuidar, incluso a quienes vienen a protestar aun de manera violenta […]”–, a este acto de sublime belleza pacifista suman la proyección sobre la fachada de Palacio Nacional de leyendas tales como: “México feminicida”, “AMLO, date cuenta”, “Un violador no será gobernador”.
Por cierto, durante los meses previos con motivo de la designación de Félix Salgado Macedonio como candidato a gobernador por el estado de Guerrero, individuo señalado como presunto violador con varias denuncias en curso, y ante el espaldarazo y defensa presidencial las mujeres a través de redes sociales y otros medios habían estado convocando a AMLO a “romper el pacto” machista. En su discurso de ese mismo Día Internacional de las Mujeres, rodeado de ellas, señaló: “Es que ya rompimos el pacto, pero el pacto que había con la oligarquía […] el pacto de no cobrarles impuesto que existía a las grandes corporaciones”. Al desinterés sumaba la burla, o al menos eso parece.
Para rematar su acto de soberbia machista y patriarcal, AMLO diría: “Y es algo parecido a esta manipulación que hacen del movimiento feminista […]” En efecto, la descalificación final: las mujeres son una especie de seres sin razón ni albedrío, un conjunto manipulado por esa entelequia llamada “conservadores” que constituye el origen de todos los males del país.
En la marcha del 8 de marzo algunas mujeres denunciaron el uso de gas pimienta y balas de gomas para reprimirlas. Sheinbaum declaró: “Nosotros no usamos balas de goma, lo que usaron fueron extintores”. Ante los actos de violencia que tuvieron lugar durante la marcha, sin expresarlo claramente, pero siendo el subtexto bastante obvio, esto es, la victimización de las autoridades, la alusión, como en casos anteriores, a la provocación y, además, la insinuación de intentos de desestabilizar al gobierno, apuntó: “El día de ayer hubo una manifestación en donde hubo grupos que no habían participado en ninguna otra manifestación, inclusive hombres que violentaron de una manera fuera de lo común de las otras manifestaciones”.
Saldo 2021: 108,382 mujeres llamaron al 911, emergencias reales, acusando algún tipo de violencia; 3,462 mujeres asesinadas: 2,540 homicidios dolosos y 922 víctimas de feminicidio
2022
En febrero la Secretaría de Educación Pública elimina el programa Escuelas de Tiempo Completo que, además de negar a niños y niñas las posibilidades de equidad, los priva también de espacios seguros para su desarrollo y deja, de nuevo, todo el peso del cuidado y alimentación de los hijos en las madres más desprotegidas económica y socialmente.
El gobierno amenazado por las oscuras y violentas fuerzas del seudo-feminismo-conservador, desde el viernes 4 de marzo mandaron blindar con vallas metálicas de más de dos metros de altura Palacio Nacional, pero ahora la “protección” se extendió a la Catedral Metropolitana, el Palacio de Bellas Artes y varios monumentos del centro. El acto es provocador porque mientras en su discurso Claudia Sheinbaum dice que “espera que las movilizaciones sean pacíficas”, en los hechos lo que deja traslucir con ese gesto de blindaje es una aparente preocupación ante las acciones de las mujeres que marcharán. Lo que se pretende, parece bastante evidente, es descalificar al movimiento feminista y desacreditarlo infundiendo miedo a la sociedad al presentarlo como un movimiento violento y destructivo.
Para completar la estrategia, mientras por un lado se busca deslegitimarlo por el otro las autoridades se intentan “apropiar” de la lucha y la protesta de las mujeres, que siempre ha sido crítica, de denuncia y ajena al gobierno en turno. Las morenistas autoridades –jefa de gobierno de la Ciudad de México, gobernadoras de Baja California, Campeche, Colima, Guerrero, Tlaxcala– organizan el evento “Encuentro de Mujeres por la Transformación” en el que la horizontalidad que caracteriza al movimiento es sustituida por la jerarquización: las autoridades en el estrado, las mujeres del pueblo sentadas escuchando, aplaudiendo y vitoreando. Quienes hacen uso de la voz son también ellas y en cada discurso –varios con tono de charla motivacional– aprovecharon para vitorear a AMLO. Ese “Encuentro”, en realidad un mitin político, exhibe el más rastrero-feminismo-oficialista; obvio, el feminismo oficialista no es posible, no existe. Entretanto, esa misma mañana ha tenido lugar otro acto, este sí organizado por colectivas de mujeres: la Inauguración del Jardín Somos Memoria, la instalación del Tendedero de Denuncias y Protestas. Las actividades se desarrollaron en la Glorieta de las Mujeres que Luchan, esa que el gobierno de Sheinbaum se ha negado a reconocer, en el que reinstalaron a la antimonumenta: la mujer que exige ser vista, que exige justicia.
El gobierno, sus distintas autoridades, intentan suplantar a las mujeres y robarles lo último que tienen: su voz, su coraje, su reclamo, su denuncia, su exigencia de justicia, su presencia en el espacio público, su demanda política… Pero las mujeres que luchamos y salimos todos los días, cada día a dar la batalla desde muy diversos y múltiples frentes y cada vez que se requiere tomamos las calles para protestar, habremos vuelto a marchar y a parar, el 8 y 9 de marzo para hacernos visibles aunque este gobierno insista en solapar presuntos acosadores y violadores, en fomentar la misoginia, en mantener el pacto de impunidad machista, en considerar que “las hijas deben cuidar a los padres”, en desestimar el problema de la violencia de género, en creer que el feminismo sólo existe para “afectarlo”, que las feministas o son conservadoras o están manipuladas por los conservadores, en querer suprimir el delito de feminicidio, en acallarnos y borrarnos: aquí estamos, nosotras, no las acarreadas a los eventos políticos de apoyo a MORENA, aquí estamos las mujeres que han sido violentadas de múltiples formas por el machismo y el patriarcado: sometidas, acalladas, esclavizadas, traficadas, prostituidas, golpeadas, violadas, asesinadas, desaparecidas.
@fgantus
Escritora e historiadora. Profesora e Investigadora del Instituto Mora (CONACYT). Especialista en historia política, electoral, de la prensa y de las imágenes en Ciudad de México y en Campeche. Autora del libro Caricatura y poder político. Crítica, censura y represión en la Ciudad de México, 1867-1888. Coautora de La toma de las calles. Movilización social frente a la campaña presidencial. Ciudad de México, 1892. Ha coordinado trabajos sobre prensa, varias obras sobre las elecciones en el México del siglo XIX y de cuestiones políticas siendo la más reciente el libro El miedo, la más política de las pasiones. En 2020 publicó también el libro de creación literaria Herencias. Habitar la mirada/Miradas habitadas.