“La Biodiversidad ante el cambio climático: Huellas en la Unión Europea y México” es la exposición fotográfica que te invita a conocer, a despertar, a ubicar nuestro lugar en la Tierra. ¿Conoces la importancia de los microorganismos del suelo? ¿sabes el papel que juega el murciélago en la agricultura? Observa al mamífero terrestre más pesado de Europa, a reptiles, aves, insectos y reservas naturales. Conéctate con esa red de vida de la que dependemos y atrévete a hacer un cambio en tu rutina.

Doce países albergan casi el 70% de las especies del planeta. Uno de estos países megadiversos es México; hogar del 10% de la diversidad biológica del mundo. La conexión con la naturaleza tiene que venir desde la infancia. Temerle a una abeja y matarla es tan aberrante como común. Desconocer el papel que juega cada especie en el ciclo de vida es normal, pero esa ignorancia no nos da el derecho a denigrar, a invadir, a comerciar o muchos verbos más. En las últimas cuatro décadas, las poblaciones mundiales de vida silvestre se redujeron en un 60% como resultado de las actividades humanas; un millón de especies están en peligro de extinción y casi tres cuartos de la superficie de la tierra se han alterado, comprimiendo la naturaleza a un rincón cada vez más pequeño del planeta.

Lo más irónico de nuestro actuar es que los humanos estamos bajo el mismo techo y dependemos del mismo suelo. Somos tan vulnerables como una mariposa o un oso. Es tan urgente recuperar la salud de los océanos como la de los bosques, el aire o las personas. No me explico cómo deseamos “vacacionar” en los paisajes que la naturaleza nos regala, pero no somos capaces de respetar su existencia.

En esta exposición puedes descubrir qué especie había sido declarada extinta, luego recuperada y hoy se ve amenazada por el cambio climático como el resto de nosotros: humanos, animales y plantas. La biodiversidad es esencial para la vida, tanto como el clima es vital para el sistema de vida. Cuando la Tierra mantiene su temperatura, la naturaleza está sana, protege y provee. Por algo tantas comunidades étnicas y pueblos originarios tienen una conexión especial con su entorno.

La humanidad ha alterado significativamente el clima en las últimas cinco décadas. A través de lo que consumimos (y producimos), hacemos uso de recursos naturales impactando negativamente en menor y mayor escala al resto del sistema de vida, especialmente la biodiversidad de la que somos parte que, además, ayuda a regular el clima y también sirve para atenuar los efectos del cambio climático.

Nuestra economía está cimentada en la naturaleza. Más de la mitad del PIB mundial (unos 40 billones de euros) depende de la naturaleza.1 La biodiversidad es sustancial por sus servicios para la agricultura, el agua, regular el clima, prevenir enfermedades y pandemias, entre otros. Más del 75 % de los tipos de cultivos alimentarios del mundo dependen de la polinización animal y de los recursos hídricos cada vez más escasos.

Claro que la realidad no es la misma para todos. En un mundo en el que el hambre es tan grave como la obesidad; en una economía global en declive y en una sociedad tan desigual como violenta, pareciera que no hay opciones. Incorrecto. “La recuperación económica habrá de ser verde, o no será”. Existen marcos normativos, iniciativas sociales, instrumentos de mercado, instituciones especializadas, alianzas, financiamiento incluso2. Hay esfuerzos muy importantes. Necesitamos (todas, todos, Planeta, especies) más y mejor coordinación, coherencia e inversión en innovación. Recomiendo revisar el más reciente informe “Perspectiva Mundial sobre la Diversidad Biológica de la ONU” publicado hace unas semanas.

Soy una mamá que no se atreve a subirse sola al metro con su hija, por experiencia previa (de esas anécdotas que tantas tenemos para contar; otro tema pendiente). Uso el auto, aunque preferiría andar sin miedo en bicicleta o transporte público. Tengo opción. Miles no pueden elegir y otros miles no quieren intentarlo. La comodidad nos ha invadido, no la claridad de que tenemos que cambiar nuestros hábitos. Intentarlo. Exigir otras formas y enseñar nuevas prácticas.

Me niego rotundamente a aceptar unicel, pero entiendo que esa industria da empleos. No solo es llevar nuestros envases para reducir el uso de plástico, es generar ciencia que modifique la producción, y reinventar el modelo financiero. Para apagar la luz se necesita conciencia. Es un click y un lujo. Quienes hemos tenido el privilegio de la educación, creo que tenemos también la responsabilidad de innovar, de exigir, de compartir, de aportar, de seguir abiertos a aprender y de acercarnos a otros entornos.

Niñas y niños, por favor cuestionen, desaprendan usanzas y ayúdenos a los adultos a replantearnos las cosas más básicas de la vida. Jóvenes, demanden acciones, usen su voto, infórmense y propongan con base en datos; atrévanse a pensar fuera de la caja y a crear. Seamos coherentes. Intentemos saber más y entender mejor. El costo de la inacción seguirá siendo más alto y cobrando vidas. La población mundial crece y con ello la demanda de recursos naturales, pero la Tierra es finita y el ritmo de desgaste no es equiparable con su posibilidad de regenerarse. Recuerden qué es un día sin agua.

Acude a Av. Reforma (casi frente al # 222) del 30 de septiembre al 3 de noviembre para ver la exposición y/o visita www.climayvidaUEMX.com Acércate a 36 de las más de siete millones de especies que existen en el Planeta y dimensiona el reto. Se parte del cambio por ti, por los tuyos y por los que vienen.

Gracias a la Delegación de la Unión Europea (UE) en México, al gobierno de la Cd.Mx. y a las once Representaciones Diplomáticas europeas por su involucramiento y esfuerzo. Especial agradecimiento a la ciencia, a los curiosos, a las organizaciones y a los proyectos de protección y conservación de la biodiversidad que hacen posible acercarnos a la vida de estas especies.

Mtra. Neydi Cruz
@neydimexico
@institutomora
Coordinadora Académica de la Maestría en Cooperación Internacional para el Desarrollo del Instituto Mora. Consultora en temas de gobernanza climática global y gestión de la cooperación para el desarrollo, entre otros. Profesora en UNAM y Anáhuac Cancún

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