Instituto Mora

Chile y el sagrado derecho a aprender: reflexiones ante el rechazo a la propuesta de la nueva Constitución

07/11/2022 |14:37
Redacción El Universal
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Por Alejandro May

Recién se cumplieron 3 años del 18 de octubre de 2019. Ese día, Chile estalló. Millones de personas tomaron las calles. El estallido de octubre, en palabras de Nelly Richard “expresó el hastío de la población frente a los abusos del modelo neoliberal que, desde la dictadura y durante la transición, la expuso a una serie de maltratos económicos y sociales en materia de trabajo, educación, salud, pensiones, vivienda, etc.” . Así, esta movilización sin precedentes condujo al pacto de una nueva Constitución para refundar un país y con ello dejar atrás un documento constitucional generado en el brutal periodo de la dictadura de Augusto Pinochet.

Pero el tiempo y el contexto jugaron en contra. Después de meses de trabajo intenso, El 04 de septiembre, Chile votó de forma mayoritaria por el rechazo a la nueva Constitución. La opción del “Rechazo” se impuso, obteniendo 61.9% de los votos contra 38.1% que obtuvo el “Apruebo”

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Chile y el sagrado derecho a aprender: reflexiones ante el rechazo a la propuesta de la nueva Constitución

La pregunta inmediata era ¿Qué pasó? Las respuestas aún siguen en proceso de búsqueda. Hay ríos de tinta intentando explicar esto. Dichas explicaciones van desde una Constitución “demasiado” progresista; la influencia de fake news; desconocimiento de la propuesta -había quien creía que habría varios presidentes en Chile-, entre otras. En esa búsqueda de explicaciones, hay algunas inusitadas. Aunque la nueva Constitución abogaba por mejores tratos a las personas privadas de la libertad, el rechazo resultó favorecido en las cárceles (53% de los votos). También, a pesar de que la Constitución buscaba entender a Chile como un Estado “plurinacional, intercultural, regional y ecológico" no conectó de forma profunda con los pueblos indígenas. De las 446 comunas con población indígena, en sólo 8 ganó el apruebo. Las demás votaron mayoritariamente por el rechazo.

Lo cierto es que esta pregunta -¿qué pasó- más que en pasado, debería formularse en gerundio. ¿qué está pasando en Chile? Hoy hay una población que poco a poco empieza a darle más atención a otros temas más coyunturales (ej. la inseguridad) más que en los temas estructurales del país. Si algo nos muestra la transición brusca de un lado a otro, pasando de apoyo a rechazo, es que es necesario leer mejor el pulso de lo que va sucediendo en el momento, en la coyuntura política del momento, aunque se esté viendo al futuro.

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Por otro lado, debemos comprender que el suceso en proceso en Chile no es algo aislado. No omitir que la democracia latinoamericana está en abierta discusión. Por no decir que en crisis. El Índice de Percepción Democrática 2021 de Latana indica que Latinoamérica es la región en el mundo con la mayor insatisfacción con el estado actual de la democracia. El uso de fake news, por ejemplo, en el periodo de 2001 a 2021, ha pasado de emplearse “rara vez” a “alrededor de la mitad del tiempo” en el uso de información no confiable . Y a esto, hay que sumarle la siempre triste distancia que se siente entre las esferas donde se toman las decisiones y la esfera donde se encuentran las personas.

Por ello, es elemental que los procesos políticos se basen en espacios donde las personas puedan estar involucradas en las decisiones políticas más allá de solamente el voto. En virtud de esto, considero importante plantear que, a la luz de los eventos, es poco conveniente que la responsabilidad más visible y material del rechazo a la nueva Constitución recaiga principalmente en las y los constituyentes que la redactaron. Si, es cierto. Se cometieron errores en el proceso de formulación y socialización de esta nueva propuesta. Hubo, además, diversos y graves momentos (imposible no mencionar el caso de Rodrigo Rojas Vade) que afectaron el desempeño y credibilidad de la Convención Constitucional.

Pero fincar la responsabilidad de esta derrota en las y los constituyentes, significaría aceptar, al menos de forma implícita, que las personas comunes no deberían tener acceso al poder. Que su falta de conocimiento, experiencia, bagaje y plataforma política les inhabilita para acceder al derecho de incidir por sí mismas, sin mediación, en la toma de decisiones políticas fundamentales. No es sano hacer de ellxs una cabeza turca. Ello significaría alentar que la idea de que las personas no pueden gobernarse por sí mismas, y que siempre y sin excepción, necesitan del “tutelaje” de personas letradas, con experiencia formal y recorrido de partido para saber llevar las riendas de un país. Que hay quienes nacieron para elegir y no para ser elegidas. Por ello, no fue extraño que, entre las primeras propuestas para dar seguimiento al proyecto de la nueva Constitución, surgiera la instalación de una comisión de expertos.

Chile y el sagrado derecho a aprender: reflexiones ante el rechazo a la propuesta de la nueva Constitución

Las élites políticas convertidas en aristocracias políticas en el poder, han quitado el derecho a regir de forma protagónica nuestro futuro y con ello, el derecho a equivocarnos. Si, tenemos el derecho a cometer equivocaciones y de ello, tenemos también el derecho de aprender. Argumentar que las personas nacidas en los vecindarios, colectivos y movimientos sociales ya tuvieron su oportunidad y que, al no lograrlo, deben desaparecer de la escena protagónica de esta discusión es inadecuado.

Por supuesto que hay que abrirse a la autocrítica y a los ajustes necesarios para enfrentar la inercia de un país que busca mejorar su rumbo, entre la emoción del futuro y el miedo a la equivocación. Pero para ello, deben estar representadas las voces de personas sin partido emanadas de espacios no institucionales que, a fin de cuentas, pertenecen a este Chile sumamente amplio y diverso.

Ya lo dijo Salvador Allende justo antes de perder la vida en el golpe de estado de 1973: “La historia es nuestra y la hacen los pueblos”.

Chile y el sagrado derecho a aprender: reflexiones ante el rechazo a la propuesta de la nueva Constitución

* Alejandro May es activista en temas de participación política y actualmente estudiante del doctorado en Estudios del Desarrollo. Problemas y Perspectivas Latinoamericanas, en el Instituto Mora. En 2022 recibió una mención honorifica en el "Concurso de Ensayo Nuevas miradas para el desarrollo de América Latina y el Caribe" de FLACSO. Su tema de estudio se orienta la desigualdad política en juventudes a nivel subnacional. Actualmente se encuentra en Chile como parte de sus estudios de doctorado.

Twitter: @alejandro_may