Algo iba mal en el país cuando en momentos de síntesis popular, nos encontrábamos en las calles por más de una hora podríamos enlistar los agravios y crímenes cometidos en el pasado contra el pueblo mexicano: el desgaste del estado de derecho, la corrupción, la fallida estrategia de seguridad, la legalización del robo de nuestros recursos naturales, la vulneración del estado laico, la sistemática represión sobre los pueblos originarios, los acuerdos en detrimento de nuestra soberanía, la limitación de facto de derechos políticos, los fraudes electorales y la compra de voluntades. Y así sucesivamente por no citar uno por uno los episodios de por lo menos los últimos 30 años.

Sí tenemos memoria y también tenemos una oportunidad más para ensanchar las anquilosadas discusiones de politólogos e institucionalistas sobre lo que significa democracia y mejor aún ensanchar por la vía de la acción y la organización como ejercemos la democracia. ¿Con qué se come la democracia? ¿Por qué es necesario desmenuzar y desgranar todos los agravios y fincar responsabilidades respecto a los mandatarios que estaban en aquél entonces a cargo del rumbo de nuestro país?

Este primer paso que estaría por concretarse el primero de agosto con la consulta popular no surgió de la nada, es el eslabonamiento y materialización de una exigencia de una sociedad agraviada pero también de varias generaciones que han empujado exigencias sociales sobre nuestra propia historia. Este primer paso partió de los esfuerzos organizados de ciudadanas y ciudadanos que tienen intención de habituarse a hacer valer su palabra, pero también a construir democracia popular. No se trata solamente de un tache, de un trámite, se trata de involucrarse en un esfuerzo que no depende de ningún partido político sino del trabajo que en conjunto algunas y algunos han empujado de forma voluntaria. Allí está el poderío de esta iniciativa, es una oportunidad para caracterizar al pueblo mexicano con miles de rostros dispuestos a decidir sobre nuestro pasado reciente y todos los crímenes e injusticias cometidas, sobre las responsabilidades que corresponden.

Agravios y juicios
Agravios y juicios

Es necesario frente a oportunidades de apertura democrática como esta tomar cartas en el asunto para participar, informarse y actuar.

Recordemos que en un primer momento para procesar la oportunidad de la consulta el esfuerzo organizativo logó más de 2,000,000 de firmas.

¿De qué seremos capaces para agosto?

La pregunta Aprobada por la Suprema Corte de Justicia de la Nación es la siguiente:

“¿Estás de acuerdo o no en que se lleven las acciones pertinentes, con apego al marco constitucional y legal, para emprender un proceso de esclarecimiento de las decisiones políticas tomadas en los años pasados por los actores políticos encaminado a garantizar la justicia y los derechos de las posibles víctimas?”

Cada que el pueblo recuerda el memorial de sus agravios también se mueve la sociedad: salgamos rumbo al primero de agosto a acorpar este primer ejercicio de democracia, de memoria, de futuro y responsabilidad.

Decía con mucha razón el historiador Adolfo Gilly refiriéndose a la forma de recorrer el país en 1988 durante una campaña y recoger necesidades y agravios, y que ahora puede ser vigente para efectos de la consulta: “Que los pueblos lo escriban y lo digan, que los gobiernos lean, escuchen y respondan a esas ansias.”

Y podríamos agregar, que los pueblos se organicen, socialicen sus agravios, los enuncien y que escriban y participen en la consulta que esta por venir para que las instituciones respondan a esas ansias.

Agravios y juicios
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