“Gracias por vernos como seres humanos”, me dijo una persona privada de su libertad “PPL”, cuando coincidimos en el folclórico puesto de esquites.

Hace unos días, Tatiana Ortiz Monasterio y Vanessa Coppel, fundadoras de la fundación “Plan B”, transformaron, por primera vez, el Centro de Readaptación Social de Almoloya de Juárez, en un recinto para celebrar, con los sabores más entrañables de México, el evento gastronómico: “Mi plato es tu plato”, dirigido a mujeres que completaron un programa de reinserción.

Estar aquí no solo me privó de la libertad, también me robó los abrazos, las risas, los besos, el sol que acaricia la piel y el futuro que había soñado. Aquí, donde las rejas cuentan historias de errores, culpas, miedos, vergüenzas, justicias e injusticias, descubrí que no supe valorar mi libertad de pensamiento y decisión. Comprendí que la verdadera prisión no son las paredes ni los candados, sino las decisiones que tomamos, sin reflexionar sobre las consecuencias de nuestros actos.

— Vianney. PPL

Chefs reconocidos en la lista 50 Best y con estrellas Michelin como Gaby Ruiz (“Carmela y Sal”), Enrique Olvera (“Pujol”), Elena Reygadas (“Rosetta”), Lalo García (“Máximo Bistrot”), Jorge Vallejo (“Quintonil”), Edgar Núñez (“Sud 777”), Gerardo Vázquez Lugo (“Nicos”) y Zahie Téllez (“Celebrity Chef”) cocinaron este festín de colores y sabores para las PPL quienes buscan un apapacho para el alma y luz en medio de la oscuridad.

“Cuando hay presencia de un olor o un sabor, se despiertan los recuerdos del alma”…

— Mujer PPL

Además de este agasajo al alma y al paladar, la fundación ha implementado otras iniciativas como la “Video Academia Penitenciaria”, que opera en 38 penales femeniles en 18 estados de México, ofreciendo educación para el desarrollo personal y profesional. Las internas también participan en un taller de costura, donde crean productos que se venden en , y tienen acceso a una biblioteca con libros dedicados por sus donantes.

La misión de “Plan B” es que esta sea la última generación de mujeres en prisión, promoviendo un cambio de mentalidad en la sociedad. Muchas de estas mujeres enfrentaron infancias difíciles y fueron víctimas de injusticias, pero, a través de iniciativas como estas, han encontrado la fuerza para reconstruir su vida y motivar a otras a hacer lo mismo.

Todos cometemos errores, y a veces, esos errores cuestan muy caros; sin embargo, todo el mundo tiene derecho al perdón, a encontrar un nuevo propósito y así, cambiar el rumbo de su vida. Esto lo entendí con profundidad cuando una mujer PPL me compartió algo que me hizo reflexionar:

“Cuando uno es joven, no siempre se tiene la capacidad de sobrellevar las adversidades de la vida, llevándonos a relacionarnos con personas equivocadas, tomando vicios y caminos erróneos, y ahora estoy aquí, llevo 20 años en prisión”.

Finalmente, otra me comentó: “A pesar de llevar más de la mitad de mi vida en prisión, he aprendido a ser más libre y feliz”.

Y de esto se trata la vida, de aprender a ser libres y felices quitándonos “los candados y las barreras”, muchas veces autoimpuestas e imaginarias a pesar de vivir en absoluta libertad. Y este es el INGRIDiente secreto para vivir una vida plena.

Gracias por acompañarme una vez más.

IG: @Ingridcoronadomx /

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