“Ahora si me voy a morir, y peor aun, si se caen mis hijos, ¿qué voy a hacer?”
Estábamos haciendo senderismo en una montaña en La Paz, Baja California. Aparentemente, era un sendero tranquilo, pero en el “paso de la muerte”, teníamos que escalar unas rocas inestables en medio de un precipicio. De repente pisé una piedra la cual rodó hacia el barranco. Pasaron algunos segundos antes de escucharse el golpe que indicaba que la piedra había llegado al fondo. En ese momento fui consciente de la altura y del peligro. Mis piernas temblaban y mi cara quedó tan blanca como la espuma del mar. “Aquí estoy cuidándote por si te caes”, me dijo mi novio Germán cuando se dio cuenta del terror que me abordaba, pero en ese mini pedazo de tierra, si yo resbalaba, poco podría hacer él para ayudarme. Lo curioso es que sus palabras me hicieron sentir más segura y eso fue lo que me animó a seguir adelante.
Posteriormente, entendí lo que había pasado al ver la película “American Underdog: La historia de Kurt Warner”, el legendario quarterback de la NFL, quien pasó de trabajar en un supermercado a convertirse en el jugador más valioso, ganar el Super Bowl y ser miembro del Salón de la Fama. ¿Cómo lo logró si parecía que muchos tenían toda la intención de aplastar su seguridad y autoestima?
Kurt creía en él y su novia también lo apoyaba, sin embargo, el verdadero empujón vino cuando su coach le dijo: “Veo algo especial en ti”. Eso fue suficiente para que él llegara a su máximo nivel y lograra escribir una de las historias más inspiradoras del deporte profesional.
A veces unas palabras como “veo algo en ti” o “aquí estoy por si te caes”, son el impulso suficiente para avanzar en la vida, especialmente cuando nuestra mente pretende autosabotearnos recordándonos experiencias negativas del pasado.
¿Pero quién dice que el siguiente intento, no va a ser el bueno? Solo tú, y a veces las palabras, propias o de alguien más, son lo que nos empuja a tomar una decisión, una buena o una mala. Napoleón Hill, en su libro “Piense y hágase rico”, nos cuenta que un hombre vendió su mina cuando estaba a dos metros de dar finalmente con una veta importante de oro. Seguro muchos le dijeron que ya no siguiera, que ya había gastado mucho tiempo y… ¡Terminó haciendo millonario a la persona que se la compró!
Creo que personas superexitosas, figuras como Salma Hayek o Julio César Chávez, quienes han logrado lo que parecía imposible, como triunfar en Hollywood o ser un campeón mundial, han tenido a su lado a personas que les brindaron las palabras correctas en el momento correcto. Aquellas palabras que reafirmaron su valía y les hicieron creer que eso, en lo que soñaron, sí era posible.
La Kabbalah dice: “si Dios puso un deseo o un sueño en tu corazón, es que ese sueño es posible”. ¿Imagina la cara de muchos, cuando Yuri Gagarin, el primer ser humano que pudo contemplar la tierra desde el espacio, les dijo que quería ser astronauta?
Cuando creas que no puedes lograr algo, busca a personas que tengan esas palabras que quizá necesitas como: “veo algo especial en ti”, inspírate de aquellos que “sí pudieron”. Ese es el “INGRIDiente secreto”.
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Gracias por acompañarme una vez más.
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