Como dijo José Gómez Ortega Gallito —el torero más poderoso que ha habido, se decía— cuando toreaba un toro particularmente peligroso y un espectador de barrera le gritó: ¡Cuántas precauciones!, él se volvió y le contestó: “Todas son pocas”.
Un momento después lo mató el toro.
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El entusiasmo, como la pena, quita el sueño.
El mejor camino para aprender a amar es conocerse a sí mismo.
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Chaucer escribió Los cuentos de Canterbury mientras a Londres la azotaba la llamada Muerte Negra y apenas hace mención, muy de pasada, de la epidemia, y esa mención es de carácter cómico.
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La Historia está cargada de víctimas del dinero.
