En un estado propicio para ello, una simple noche estrellada puede ayudarnos a redescubrir el fuego.
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¿Por qué yo soy yo y no otro… ni nadie?
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No mantengas el arco tenso permanentemente; mejor relájate y espera el momento oportuno para disparar.
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Lo más valioso en nuestra vida es la persona para la que somos necesarios.
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¿Qué sería del deseo sexual sin la obscenidad?