Eva comió del fruto prohibido porque ya no soportaba seguir encerrada con Adán
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Cambiarle el nombre a la ciudad o al Árbol de la Noche Triste atenta contra la identidad de los defeños. Habrá un momento en que tengamos que decir: “Yo no tengo nada ni de indio ni de español, ¡yo soy puro mexicano!”.
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Hay dolores que, al recordarlos, nos parecen un horror fascinante.
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En los haikus la poesía se encoge bellamente.
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El reloj despertador puede provocar un infarto en el insomne.