“Ya no puedo más, cierro mi ciclo y me retiro”, expresó el jueves pasado el presidente de México. ¿Es cansancio físico y mental o crisis de salud ? ¿Es impotencia para gobernar y expresión de hartazgo al ver que la realidad no coincide con su narrativa diaria y ambas chocan?

A los ucranianos que han defendido a costa de su vida a sus familias y sus hogares.

No, Presidente, los que estamos hartos somos nosotros, quienes cada vez en mayor número no toleramos tanto desacierto y desatino, ni la suma de insultos y exabruptos que sumergen al país en la mediocridad, en la corrupción y en el rencor sembrados cada mañana.

El Presidente llegó al poder con una aprobación alta, ya que sembró esperanza de mejoramiento en la seguridad pública y el combate a la corrupción; sin embargo, la inseguridad está en niveles nunca antes vistos de violencia contra la población. La delincuencia organizada campea y manda en vastos territorios del país y a cada rato surgen las evidencias de violencia extrema incluso con asesinatos de periodistas, feminicidios y hasta el descarado fusilamiento a plena luz del día de 17 personas en Michoacán .

Cuando en hechos públicos, miembros del Ejército y la Guardia Nacional son perseguidos por criminales o integrantes de sus bases, no se distingue si se debe a falta de preparación técnica y capacitación o tienen instrucciones de huir dejando a su suerte y a expensas de la delincuencia a poblaciones enteras.

Ya se volvió costumbre ver a poblaciones enteras abandonando sus casas para salvar la vida. En Zacatecas y otros estados, surgen pueblos fantasma donde incluso los funcionarios emigran buscando protección y seguridad.

Con relación a la salud pública el Ejecutivo se ha encargado de desmantelar lo que más o menos funcionaba y ahora cuando más se necesitan, no hay medicamentos ni hospitales equipados para muchos mexicanos, pero lo que sí abundan son escándalos de corrupción.

No hay crecimiento ni desarrollo económico, pero eso sí, la inflación es la más alta en los últimos 22 años y hemos perdido un enorme número de empleos y se ha incrementado la pobreza. La reforma energética , que quiere imponer a toda costa no obstante su asegurado fracaso, aumentará la desconfianza y la crisis en nuestro país.

¿Quién aconseja al Presidente organizar conflictos estériles contra España , Austria y Francia entre otros países?

Sus mañaneras llenas de odio y polarización por las decisiones equivocadas y a contrapelo, han coadyuvado a ahuyentar las inversiones nacionales y extranjeras. En lo que ha destacado su gobierno es en la abundancia de escándalos de corrupción de su círculo cercano de familiares y colaboradores; sus obras emblemáticas sin planeación atentan contra el medio ambiente y la seguridad aérea del Valle de México.

Ante este panorama, muchas personas se sienten abandonadas a su suerte sin ninguna institución pública que las aliente o reconforte. Las pensiones sociales sobre las que monta su popularidad son espejismos y aseguran un mínimo de supervivencia sin alentar el progreso personal de quien lo recibe, ya que este solo procedería a través de la educación y del trabajo.

Si el presidente se siente cansado, quizás tenga razón, pues todos los días abre frentes innecesarios contra diversas instituciones, empresas, periodistas etc., ello obviamente fatiga. Su ejercicio centralizado del poder se empeña en controlar todo aun lo que no le corresponde por ley, lo mantiene exhausto y con más fallas e ineficiencias en la administración del gobierno. Por ello, como le hemos pedido varias voces, si quiere estar más tranquilo, cambie su postura y rectifique. Todos debemos trabajar para fortalecer democráticamente a México. Gobernar para las mayorías sin aplastar a las minorías y para encontrar el control y el equilibrio que necesita la salud económica social y política de la República. Por eso presidente, no se equivoque, los que ya no podemos más somos nosotros.

Notario, exprocurador de la República.

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