La sobrerrepresentación está por consumarse y nada podrá impedir que la 4T ejecute uno a uno sus planes y arrase con todo lo que se ponga en su camino. Con la demolición y debilitamiento de las instituciones, AMLO le habrá dejado el país en charola de plata a Claudia, como Herodes a Salomé.

Las leyes y la Constitución no serán un freno ni una contención. Todo lo que estorbe será reformado o desaparecido. En tan solo unos días podrán acabar con el Poder Judicial, el pacto federal, centralizar el presupuesto de los estados, pasar el control de la Guardia Nacional y las obras públicas a las fuerzas armadas e incluso acceder a los 230 mil millones de dólares de la reserva del Banco de México.

Sin ser autoridad competente, la secretaria de Gobernación anticipó la conformación de las cámaras que le competía al INE. No es una cuestión de interpretación como quieren hacer creer, sino de coherencia y concordancia con lo establecido en la Constitución. El artículo 54 es claro.

“Un partido político, para obtener el registro de sus listas regionales, deberá acreditar que participa con candidatos a diputados por mayoría relativa en por lo menos doscientos distritos uninominales”. Ningún partido, salvo Movimiento Ciudadano, cumplió con este requisito. De ceñirse al texto constitucional, como engañosamente pregonan, ni Morena, ni el PT, ni el PVEM (como tampoco el PRI, PAN y PRD) deberían, de acuerdo al apartado tercero, obtener ningún diputado por el principio de representación proporcional. Así de claro.

La ratio legis de la sobrerrepresentación consiste en dar gobernabilidad a la cámara. Su razón de ser no es concentrar el poder, sino repartirlo; darle representación a las minorías que obtuvieron un porcentaje de la votación, pero no alcanzan escaños por mayoría relativa, es decir, que todas las voces cuenten, aún las de quienes votaron por un proyecto que no resultó ganador. Un congreso plural evita el bipartidismo –estilo Estados Unidos– que excluye cualquier otra corriente y refuerza la polarización, no así la integración.

La deformación del modelo seguirá convirtiendo las coaliciones en una poderosa trampa. Éstas deben ser de gobierno, no electorales; de lo contrario los proyectos se desvanecen sin diferenciar un partido de otro ¿Qué distingue hoy al PT del Verde y de Morena? Nada. La faramalla de presentarse como 3 partidos diferentes cuando en realidad funcionalmente son uno les sirve para acumular poder. Un mismo proyecto con tres cabezas no tendrá más un límite de sobrerrepresentación de 8% y –como ahora vemos- puede alcanzar hasta 24%.

Este fenómeno distorsionante no pasa inadvertido en el escenario internacional ni en las empresas extranjeras que durante años han confiado en la estabilidad del mercado mexicano. La seguridad jurídica y la certidumbre ya no son una garantía para sus inversiones; incluso el nearshoring se ha decantado hacia Canadá.

La desconfianza crece, el peso es la moneda emergente más depreciada en las últimas semanas y la calificación de la deuda soberana empeora. México deja de ser un país sólido para invertir ante el avasallamiento irresponsable de un partido hegemónico y devastador.

También han reaccionado los organismos que impulsan la vigencia y respeto a los derechos humanos y a la democracia como forma de gobierno. Por primera vez el embajador de Estados Unidos se atrevió a señalar riesgos inminentes. En el congreso de aquel país, Demócratas y Republicanos consideran que la estrategia de ‘no balazos’ ha resultado una excusa del gobierno para darle protección a los delincuentes.

Hasta ahora habían sido tolerantes con el trasiego de cocaína, pero la indignación provocada por los efectos sociales y mortales del fentanilo los tiene alarmados. Gane quien gane las elecciones en el país vecino, el futuro presidente no permitirá seguramente la actitud complaciente del gobierno mexicano ante el crimen organizado. La charola de plata viene llena y hasta copeteada de nuevas y peligrosas acechanzas.

Notario, exprocurador General de la República