El Consejo Coordinador Empresarial (CCE) ha dado a conocer el martes 11 de febrero una declaración de principios sobre la dimensión social atribuida al sector privado en México, intitulada “ La dimensión social de empresariado” . A través de esta declaración, el CCE, presidido por Carlos Salazar Lomelín , hace un llamado a las empresas a “entender la necesidad de un cambio urgente” y a reformular la relación del empresariado con la sociedad en México en un contexto de inestabilidad social e incertidumbre económica.

En la actualidad, estamos inmersos en una crisis social, medioambiental y de valores sin precedentes: el cambio climático, la desigualdad y la pobreza, la inseguridad y la violencia, la corrupción galopante… han minado la confianza de la ciudadanía en la globalización, la cual durante los últimos 50 años se ha desarrollado bajo un modelo de capitalismo que, si bien ha generado prosperidad, crecimiento y oportunidades, también ha causado grandes brechas, porque la riqueza no se ha repartido equitativamente y se ha concentrado en las élites.

Bajo este sistema, muchas empresas han privilegiado por décadas el beneficio para el accionista por encima de cualquier otro objetivo estratégico, olvidándose de su propósito principal como agentes de transformación de la sociedad. Esta “ dimensión social” de la empresa que reinvindica el CCE es un cambio de paradigma que defienden hoy otras grandes asociaciones empresariales en el mundo. Tal es el caso de la Business Rountable, un lobby norteamericano que agrupa a los máximos líderes de 180 grandes corporaciones” y que el año pasado anunció que la “maximización del valor del accionista” ya no debe ser la prioridad principal de las organizaciones y que éstas deben enfocarse en crear un sistema económico que sirva a todos.

Este nuevo paradigma exige cambios en el propósito de las empresas en la sociedad, cambios en el modelo de negocio. Se trata de poner en el centro del negocio a los stakeholders o grupos de interés, es decir, a las comunidades que sirve: clientes, empleados, proveedores, accionistas y a la sociedad en su conjunto. En este sentido, la declaración de la Business Rountable subraya la responsabilidad de las empresas con entregar valor a los clientes, invertir en los empleados, mejorando sus sueldos, prestaciones, educación y capacitación, ser éticos y justos con los proveedores, apoyar a las comunidades donde operan los negocios, ser sostenibles con el medioambiente y generar valor a largo plazo para sus socios y accionistas.

El decálogo incluido en la declaración de la CCE va incluso más lejos y encomienda a las empresas mexicanas a asumir un compromiso ético y una obligación moral con la sociedad; a promover la inclusión, la diversidad y el respeto a los derechos humanos; a privilegiar la sosteniblidad de sus negocios con estrategias como la economía circular; a modernizar la cultura empresarial mexicana y asumir un compromiso con las micro, pequeñas y medianas empresas; a insertar sus empresas en la era digital; y a establecer una relación responsable, proactiva y propositiva con las autoridades.

Este cambio del capitalismo del shareholder al capitalismo del stakeholder se hace eco de las teorías sobre el “valor compartido”, popularizadas por el profesor de Harvard Business School Michael Porter. Su teoría desarrolla una premisa clave para entender la declaración de los empresarios: la competitividad de una empresa y la salud integral de las comunidades a las que sirve son mutuamente interdependientes. La empresa, en definitiva, como motor de progreso, innovación, riqueza colectiva y empleo será mas rentable cuanto más afluentes sean los miembros de las comunidades que soporta.

Otra teoría que abona a este cambio de paradigma es el Capitalismo Consciente , movimiento impulsado por Raj Sisodia, profesor del Babson College y de la Escuela de Negocios del Tecnológico de Monterrey, y John Mackey, fundador de Whole Food, que aboga por promover prácticas empresariales que eleven el sentido humano de las organizaciones. Cada empresa debe definir cuál es su razón de ser en el mundo, su “propósito”, cómo quiere impactar en la sociedad, e incorporarlo en su estrategia del negocio.

Recientemente, el Foro Económico Mundial declaró en Davos que 2020 debería ser el año de propósito. En el Tecnológico de Monterrey tenemos la visión de promover el liderazgo, innovación y emprendimiento para el florecimiento humano, y esto incluye impactar desde la educación hacia la transformación de las sociedades para crear un nuevo modelo de capitalismo más consciente y sostenible. Educar a nuestras comunidades, a nuestros estudiantes, también ayudar a las empresas a diseñar modelos de negocios conscientes, creando conocimiento e investigación con impacto. Así que en 2020 ( y en años venideros), el año de propósito, nuestros esfuerzos van a seguir en esta dirección que hoy ratifica la declaración del Consejo Coordinador Empresarial para desarrollar un un México más justo, inclusivo, responsable, sostenible y competitivo.

Decano de EGADE Business School y la Escuela de Negocios del Tec de Monterrey.

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