La pérdida y el desperdicio de alimentos genera entre el 8 y el 10% de todas las emisiones de gases de efecto invernadero producidas por el sistema alimentario, según el nuevo informe del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC) climático, el primero en dejar en evidencia la estrecha relación entre las fallas del sistema alimentario y el cambio climático.

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) lleva años alertando sobre la magnitud de este problema, ya que casi un tercio de todos los alimentos que producimos no llegan a ser consumidos, lo que genera pérdidas económicas de USD 1 billón de dólares al año (según precios del 2012).

El nuevo informe del IPCC señala que, durante los últimos 50 años, la pérdida y el desperdicio de alimentos a nivel mundial aumentó de alrededor de 540 Mt en 1961 a 1630 Mt en 2011. Además, el 38% de los recursos energéticos que emplea el sistema alimentario mundial se utilizan para producir alimentos que se pierden o desperdician.

Según el IPCC, evitar la pérdida y el desperdicio de alimentos contribuirá a reducir las emisiones del sector agrícola. El nuevo informe señala que reducir a la mitad las pérdidas y desperdicios globales para el año 2050 podría disminuir la necesidad global de áreas de cultivo en 14 %, y las emisiones de gases de efecto invernadero debido a la agricultura y al cambio en el uso de la tierra entre 22-28%.

Esto bajaría las emisiones asociadas directamente a la producción de alimentos que se pierden o desechan, y quitaría presión sobre los recursos naturales, al evitar la necesidad de reconvertir tierras para expandir la frontera agrícola, ya que casi el 30% de las tierras agrícolas del mundo se ocupan actualmente para producir alimentos que nunca se consumen, lo que representa un área de similar a la superficie total del continente antártico.

Esta es una dinámica completamente insostenible que debe ser cambiada lo más rápido posible.

Argentina, Chile, Colombia, México y Perú ya han aprobado leyes para la reducción del desperdicio de alimentos, y Costa Rica y Uruguay trabajan en ello.

Costa Rica ha sido uno de los países en reaccionar a esta temática. Desde 2014, con la creación de la Red Costarricense para la Disminución de Pérdidas y Desperdicio de Alimentos, se ha realizado un exitoso trabajo de articulación con instituciones públicas, el sector privado, la academia y la sociedad civil. Además, se apoyó en la elaboración del Plan Nacional para la Seguridad Alimentaria, Nutrición y Erradicación del Hambre 2025, y la Política Nacional de Producción y Consumo Sostenible.

También, se ha avanzado en el desarrollo de estudios de pérdidas en las agrocadenas de tomate, arroz, lácteos, y en el desarrollo de casos de medición y sensibilización para disminuir los desperdicios en comedores institucionales y empresariales.

Actualmente junto a la academia, el sector privado y el Gobierno, se promueve una labor articulada en pro de la innovación y el conocimiento para aportar desde el uso de las tecnologías, capacitaciones y la implementación de buenas prácticas. Asimismo, se ha trabajado en el fortalecimiento de la gobernanza, las alianzas estratégicas, la sensibilización y comunicación a través de campañas hacia cada uno de los actores de la cadena alimentaria, esta experiencia fue presentada durante la Semana del Clima de América Latina y el Caribe 2019.

La clave para avanzar está en reformar el sistema alimentario para producir alimentos saludables de manera más eficiente, invirtiendo en la innovación tecnológica, en la legislación, y en iniciativas que permitan cambios en los patrones de consumo.

La FAO está trabajando con todos los países de la región, y también impulsa alianzas con el sector privado -un grupo determinante en el proceso de reducción de pérdidas y desperdicios- y con la sociedad civil, a través de iniciativas como los bancos de alimentos, que permiten rescatar alimentos que serían descartados para mejorar la alimentación de las poblaciones vulnerables.

Si sumamos todos estos esfuerzos a mejores técnicas de cosecha, almacenamiento en la granja, infraestructura, transporte, empaque, venta minorista y educación, podremos avanzar hacia un futuro con menores pérdidas y desperdicios de alimentos a lo largo de toda la cadena de suministro, un paso fundamental hacia un sistema alimentario realmente sostenible, que es el que necesitamos para enfrentar el cambio climático.

Oficial de Cambio Climático y Recursos Naturales de la FAO

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