Esta semana, inicia el torneo de la Liga MX, después de la “cuarentena”, “pandemia”, “tragedia” o como usted le quiera llamar.

El futbol oficial regresa a los estadios y a la televisión. El torneo, denominado #Guard1anes2020 , tendrá —sin duda— una nueva historia en cuanto a los negocios deportivos se refiere. Se vivirán situaciones atípicas: no habrá gente en los estadios, los integrantes de los equipos y de la organización en general estarán bajo la lupa, ante los cumplimientos de los protocolos de salud.

Pero, en cuanto a negocio se refiere, sin duda será también un escenario único en la vida del futbol mexicano. No habrá gente en las gradas y, por tal motivo, la industria que se mueve alrededor de un estadio seguirá sufriendo los embates de este virus.

No se tendrá venta de cerveza, refresco y los demás esquilmos, como son palomitas, cacahuates, botana en general, helados, tortas, cueritos, café, pizza, etcétera... Todo lo que se mueve alrededor de un evento, como es el futbol, se verá detenido. Cubeteros, estacionamiento, franeleros y seguramente estoy omitiendo a muchos, pero créanme que el impacto es millonario y, para la gente que vive de eso, es sin duda un golpe mortal.

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Todo esto golpeará la industria del futbol de una manera importante y, siendo optimistas, podemos pensar que en el próximo torneo se utilice el 30% de la capacidad de aforo en los estadios y, en un año se pueda tener el 100% disponible, pero esto nos pone en el terreno de la imaginación. 

Ante todo esto, lo único que nos queda —y lo considero una gran oportunidad— es poder reinventarnos, poner en la mesa nuevas oportunidades de negocio, nuevas propiedades, generar nuevos contenidos, herramientas y assets que le permitan a las marcas generar ventas, engagement y —obviamente— prestigio.

Es muy cierto que el futbol sin gente está destinado a morir, porque en la industria del marketing deportivo, el personaje que tiene mayor valor es el aficionado, ya que éste es el que, sin dudarlo, va al estadio y gasta dinero en su equipo, ya sea en el estadio o fuera de él. Es un hecho que no se puede pensar en el deporte sin aficionados.

Imaginen el impacto de todo esto que estamos comentando si englobamos a toda la industria, llámese beisbol, futbol americano, lucha libre, boxeo, basquetbol, automovilismo, deporte federado, deporte amateur, clubes deportivos particulares, etcétera. Es un golpe inmenso a la economía del deporte a gran escala, ya sea nacional, estatal, municipal y local. Es algo sin precedentes, que pasará a la historia, pero que nos permitirá evolucionar, salir de la zona de confort de solamente estirar la mano, de sólo establecer un número y pedir dinero, de no crear, de no innovar y de ser simplemente espectador, receptor de dinero.

No tengamos miedo, las crisis dan la oportunidad de renovarse, de tomar la delantera en estos escenarios y —principalmente— marcar la pauta en la industria. 

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