La final del futbol mexicano es el cierre de una temporada llena de altibajos, en donde todos los equipos también hacen su planeación en comunicación y comercialización; esto último, siendo un pilar muy importante en la construcción del club.
Hay que tomar en cuenta que los títulos son los generadores de nuevos aficionados y —por ende— también se generan nuevos ingresos. La pasión genera dinero y los títulos son la cereza del pastel en esta pirámide de ganancias.
Les compartiré algunos números. A pesar de las condiciones precarias del Estadio Azteca (esperando que mejore para el Mundial 2026), pero hoy —así como está— genera millones; por ejemplo, el estacionamiento tiene un costo de 180 pesos y aproximadamente cuenta con un cupo para 10 mil automóviles, así que se embolsan 1.8 millones de pesos. La vendimia y comida informal atiende a más de 30 mil personas, de las cuales cada una gasta 200 pesos en promedio, ingresando seis mdp, número que genera un mal servicio.
En el interior, la cerveza tiene un costo de 180 pesos. Sacando un promedio de consumo, digamos que se venden 80 mil, lo cual arroja la cantidad de 15 millones de pesos, y sumemos a esto otros 15 en esquilmos (resto de productos consumibles).
En cuanto a las apuestas, con datos obtenidos, podemos proyectar que en esta final estarán generando ingresos por más de 70 millones de pesos... Sólo en esta serie, así que se vuelven protagonistas los dos patrocinadores más importantes de ambos clubes, hablamos del casino y la cervecería.
Sin duda alguna, la televisión es la cúspide del dinero. Ahora, la apertura permite que las dos cadenas más importantes de televisión transmitan estos últimos 90 minutos. Ahí, podemos proyectar una cantidad importante de ingresos, ya que —en promedio— los 20 segundos publicitarios deben estar oscilando en el millón y medio de pesos, lo cual podría proyectarnos 200 mdp para cada una de las televisoras.
El futbol sigue siendo el deporte que más dinero genera, sin dudarlo, pero este es el resultado de una construcción de marca, una comunicación constante y —sobre todo— la construcción de un negocio, el cual —hasta hoy— sigue siendo el número uno.