No se trata de una comparación, sino de poner en contexto a las dos instituciones que están detrás de estos equipos. No se trata de quién es mejor o más importante, es poner un contexto diferente a lo que será la final.
Incomparable resulta nuestra Máxima Casa de Estudios , inmensa en todos los aspectos. La UNAM es una institución pilar de nuestro país en los aspectos deportivo, social, cultural, político y educativo. Es más que un equipo. Los jóvenes encuentran en los Pumas a un sello de identidad indeleble; con la victoria felina, vemos innumerables mensajes en las redes sociales con el lema “Por mi raza, hablará el espíritu”.
La UNAM
es patrimonio cultural de nuestro país, tan sólo basta con mencionar los cinco edificios históricos que se usaron antes de Ciudad Universitaria: Antiguo Colegio de San Ildefonso, Antiguo Palacio de la Inquisición, Academia de San Carlos, Palacio de Minería y Exconvento de Santa Catalina de Siena. En 2019 se declaró monumento artístico de la nación al conjunto arquitectónico de la UNAM.
El León
integra una estructura exitosa: Grupo Pachuca, encabezado por Jesús Martínez, quien empezó este emporio al adquirir la franquicia de Segunda División de los Tuzos.
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La Fiera
tiene un valor —en su plantilla— de 36 millones de euros, siendo su elemento más valioso Yairo Moreno, valuado en seis mde. El Grupo Pachuca tiene participación económica en equipos fuera de nuestro país. En Argentina con Talleres de Córdoba y en Chile con el Everton de Viña del Mar.
Además, cuenta con más de 250 academias de balompié, la Universidad del Futbol, el Salón de la Fama, una cadena de restaurantes, una marca de llantas y el Centro de Excelencia Médica en Altura, uno de los dos únicos centros médicos en México avalados por la FIFA. Grupo Pachuca es un gran proyecto, que alcanzó una cotización de 500 millones de dólares en la Bolsa Mexicana de Valores, además de darle trabajo a más de tres mil 500 personas.
Como se pueden dar cuenta, el futbol también se juega más allá de la cancha, y estas dos instituciones lo demuestran. Dos “empresas”, una pública y otra privada, con posibilidades de mantener a un equipo competitivo, contratar jugadores importantes e impulsar a la sociedad y juventud mexicanas. Dos equipos que son un ejemplo a seguir y, aunque en su momento han tenido problemas de todo tipo, han sabido sortearlos y salir adelante. Aquí se demuestra que los negocios deportivos van más allá de 22 hombres corriendo detrás de una pelota y que el futbol es sólo la culminación de muchos esfuerzos, en los que empresa y propietarios ponen en riesgo su capital y, en algunos casos, su patrimonio.
@husseinforzan